jueves, 18 de noviembre de 2021

QUIÉN QUERRÍA IRSE DE AQUÍ

 

           “…hablaban de libertad todo el tiempo, pero casi nadie quería ser libre, y casi nadie lo sabía…quienes sí desearon mirar a la Libertad de frente, en su mayoría enloquecieron. Eso no estuvo nada mal…”

       
       " ...la lucidez extrema y la paranoia se rozan los labios de manera envidiable..."

 

El estupor va a conminarte a partir.

Es menos probable que lo haga el hartazgo, aunque también se trata de una cuestión de vida o muerte para quien lo piense un poco.

Los cuerpos visibles van decantando en su caída a caminar las mismas calles, en el mismo orden de siempre. Eso implica transitar a la par los mismos pensamientos en una secuencia rutinaria, abominable.  Se va cristalizando una relación especular entre la topografía del terreno y la de los pensamientos. Hay calles que han quedado definitivamente sustraídas del recorrido y nadie se pregunta por qué.

 No pueden sentir ni pensar otras cosas los cuerpos que siempre hacen lo mismo.

En general, nadie quiere cambiar ni mover las cosas de lugar. El malestar es inherente, la asfixia es proverbial en un mundo as í, pero nadie quiere alterar nada.

Las revueltas son invisibles. Pasan desapercibidas salvo para lo que está encargado de aniquilarlas ni bien las detecte, fulminando a los invisibles insurrectos.

El peligro suele darles un repentino sentido a las cosas.  A la par del terror se puede percibir, si se olfatea bien, un sutil perfume de entusiasmo. Quizás de euforia.

               Ninguna voz del otro lado.

               Indicio elocuente.

               Ominosamente, está cerca, está encima.

               Moverse.

               Irse ya.

 

En la calle, la niebla habilita una visibilidad de no más de cinco metros a la redonda, apaga todo sonido que provenga de lejos y ofrece la sensación de que la viscosidad enlentece el devenir del tiempo. No conviene entregarse a esa alucinación.

Es pasada la medianoche.

Un taxi que nunca vio venir irrumpe. Alcanza por muy poco a hacerle seña.

Las buenas noches al taxista no obtienen réplica. Indica como destino la estación de trenes.

El taxi se detiene ante un semáforo.  Le causa extrañeza que aún funcionen los semáforos. Pero claro, ese tipo de cosas son las que se detendrían en último término. Lo más prosaico conserva la inercia de su funcionamiento aún después del momento en el que se ha vuelto perfectamente inútil.

El taxista escucha la radio. No parece haber noticias. No tendría por qué haberlas, claro.

Siente una artificiosa seguridad ahí adentro, dormitaría placenteramente hasta llegar a destino si no fuera por el idiota que ameniza la medianoche desde la radio con su murmullo engolado, evidentemente convencido, como casi todos los que tienen un micrófono delante, de que tiene cosas importantísimas para decir, sin percatarse de lo siniestro del sitio que ocupa.

Mira por la ventanilla para comprobar que la niebla torna más densa. Al cruzar una calle alcanza a ver, o cree ver, un cuerpo tirado en el medio de la vereda en la esquina en diagonal.

                      _ ¿Vio eso? _ le pregunta en un sobresalto al taxista e inmediatamente se arrepiente de haberlo hecho. Ya es tarde.

                      _ ¿Qué cosa? _ respondió desganado el tipo.

         

Hubiera asegurado que el taxista estaba mirando hacia el mismo lado. Tendría que haberlo visto. Prefiere no indagar.

El taxi se detiene ante un nuevo semáforo en rojo. A su lado, otro auto con vidrios polarizados. No se puede ver hacia su interior. No se puede saber cuántos cuerpos viajan allí. Hay un breve destello, quizás alguien que enciende un cigarrillo.

El semáforo en verde habilita continuar la marcha. El otro sigue al taxi por detrás durante algunas cuadras. EL taxi toma velocidad de a tramos y deja al otro vehículo allá atrás perdido en la bruma. Cada tanto aquél se adelanta y se hace nuevamente visible. Finalmente se pierde. Ya no verán a nadie más hasta el final del trayecto.

Llegan a la puerta de la estación.

Paga el viaje. Aún debe quedarle dinero para el tren.

                   _ Creo que estaba muerto _dice el taxista mirando el espejo retrovisor. Les brillan los ojos mutuamente.

No alcanza a reaccionar. La puerta se cierra y el taxi se aleja para siempre.
Mira perderse al auto en la niebla y siente irse tal vez la última oportunidad de hablar con alguien sin que eso se convierta en un intercambio entre zombies.

Siente la presencia de algo a sus espaldas. Acaso siempre fue lo mismo: un gran cúmulo de presagios improbables y tan solo unos pocos acontecimientos disruptivos que nadie hubiera podido anticipar ni después entender;  acumulados en una memoria mutante cuyo trazo, con el tiempo, será cada vez menos fiel.

El edificio de la terminal le opone su inmensidad a la niebla. El contraste es monstruoso.

Adentro, el hall está prácticamente vacío y muy mal iluminado. Casi la mitad de las luminarias han sido apagadas o están destruidas. La penumbra parece facilitar la propagación del eco del taconeo. Uno solo de los bares al paso ha permanecido abierto.

Más allá, los andenes están desiertos. Los hilos plateados de las vías se hunden en la bruma y lo último que alcanza a verse es el brillo tenue rojizo de las luces de las señales de vía libre.

Busca con la mirada dónde comprar su pasaje.

Frente a la ventanilla advierte que no sabe hacia dónde ir.

Que no hay hacia donde ir.

Que no sabe por qué decidió llegar hasta allí.

Pide un boleto para el tren de las dos, compulsivo intento de llenar el vacío de no saber nada.

La mujer que atiende es la única persona en ese sector. Le tiemblan levemente las manos. A su lado tiene un vaso de plástico con café. La superficie por debajo tiene una mancha amarronada y seca; quizás derramó algún café antes de ese. Su mirada tiene algún rasgo de desquicio.

                 _ ¿El tren de las dos? Hermoso. Con mi familia siempre salíamos de vacaciones en el tren de las dos…¡hermoso,hermoso!, sí…el tren de las dos…

Y queda como suspendida en un murmullo hablando con el vacío sin fondo de sí misma, agarrada de su rama sicótica al borde de algún abismo …

 

Siente un leve temblor y vuelve a mirar las manos de la mujer que acaban de entregarle el pasaje y aguardan el dinero a cambio.

Paga. Toma el pasaje. Se retira de allí. La deja hablando sola. Ella no se entera.

Mira los andenes, pasando los molinetes y le parece absurdo pensar que más allá de la niebla, siguiendo esas vías, pudiera haber habido algo hermoso.

Todo cree estar sucediendo, así como la mujer creyó estar diciendo alguna cosa, habilitando el último delirio antes del próximo.

Se dirige hacia el bar que había visto abierto, en la otra punta del hall.

Un televisor suspendido en el aire, mudo, con un pastor evangélico que seguirá hablando perpetuamente a sus momias de esperanza y de negocios.

Se sienta en uno de los bancos altos de la barra

Pide un café y algo de comer. 

Cambia con quien atiende, algo parecido a un billete y recibe a cambio algo parecido a un café, algo parecido a un bizcocho y algo parecido a otro billete que parece compensar la transacción. 

El intercambio es un encantamiento. Las sociedades son imaginarias.

El tráfico de miradas es el fundamento de cualquier circulación.

Ver y ser visto. Mirar y ser mirado.

Mirar a los otros, como si algo pudiera saberse o entenderse sobre un semblante indescifrable, para dejar caer estúpidamente lápidas de juicios delirantes.

Tributar a la mirada ajena una impostura pacientemente construida para ofrecer lo que el otro nunca ha deseado más que en la propia imaginación, y ser condenado aun cuando se consiga una caricia. A cambio.

Todo intercambio es desigual. La justicia es un embeleso aun cuando parezca justa.

El orden es siempre violento y amado a la vez.

No hay verdad nunca.

Libertad, amor, delirio. Signos detenidos absurdos para significar lo que se mueve.

Signos imposibles.

Signos como si fuesen monedas a cambio de otras.

Monedas falsas.

Valga la redundancia. 

Toda moneda es falsa. Aunque un equívoco circunstancial sirva para agotarla y convertirla en un café, en un bizcocho y en un pasaje para un tren que parta a las dos. En la guerra hay que apelar virtuosamente a cada ocasión de poder sacar una mínima ventaja.  

Despanzurrar signos para ver qué tienen dentro.

Descifrar el código morse de una estrella que tal vez ya esté muerta.

Dinamitar las etimologías para ganar un segundo más de oxígeno.

 

Muy cada tanto estalla el quiebre y parece revelación lo que es solo infinitesimal pasaje de una ilusión que se ha convertido en pura opresión, inmovilidad y agobio, hacia la ilusión siguiente que al fin decantará para reemplazar el yugo de la anterior.

 

Cree que todo lo que hay es una guerra eterna entre la Quietud y el Movimiento.

 

Moverse. Siempre quiere moverse.

Supone que la Victoria consiste en lograr pequeños y efímeros triunfos antes de la Derrota definitiva. 

Cada triunfo no es más que un nuevo escape. Otra bala que pasó de largo. 

Pero no cree que haya sitio hacia donde ir.

Sí hay sitios de los cuales irse todo el tiempo. 

 

Irse.

Otra vez irse.

Y después irse de nuevo.

Hasta que la catástrofe inexorable final no signifique nada 

 

Como quien interrumpe una escritura para mantener a salvo al silencio de su traición involuntaria  


Como quien interrumpe la lectura porque presiente que algo siniestro se esconde en seguir leyendo siempre del mismo modo. 

Como quien se sube a un tren que se hunde en la niebla sin destino conocido



 




viernes, 22 de octubre de 2021

EL MERCADO DEL SEMBLANTE

La mayoría de las personas es muy parecida a vos.  Con altísima probabilidad formás parte del comportamiento promedio.  

¿En serio te sentís más virtuos@ que otros?

¿En serio te sentís una mierda?

¿En serio te sentís al mismo tiempo o alternadamente las dos cosas, según como venga el día?

Calmate.  No sos nada excepcional, ni en un sentido ni en el otro. Tu originalidad es más bien previsible.  

El mundo no está contra vos y tampoco hacés demasiado daño.

La insignificancia está muy bien recompensada y a la mayoría el instinto se lo indicó ya a muy tierna edad.  Podrías ser una excepción, por supuesto. Cualquiera podría.  Pero eso es muy poco probable.

Todo esto, si de apariencias hablamos.

Tod@s somos anormales, claro.

Pero eso suele permanecer en letargo detrás del mercado del semblante.  

El modo en el que funcionan casi todas las cosas.

Casi nadie conoce de sí mism@  mucho más que su propio semblante.


lunes, 11 de octubre de 2021

SALVAJES


Capitalismo, evolución, razón, civilización, modernidad, progreso.

Palabras que se hilvanan juntas en los discursos como si hubiera un orden evidente y necesario que las asocia...y como si fuesen balas que esperan juntas en el cargador de la ametralladora que ordena lo que esta correcto argumentar.

Hay una axiomática latente en los discursos. Ya sea a favor o en contra. La razón científica, el valor de las cosas (o que las cosas tienen valor) no dejan de estar presentes aún en los discursos más críticos. Hay una suerte de orden implícito en el discurso, algo así como unas reglas del juego que por algún motivo no se cuestionan.

La complejidad de saberes cada vez más especializados, junto con los desarrollos tecnológicos acelerados parecieran ser bienes que habría que agradecerle al sistema.

Sus fallas podrán corregirse de un modo u otro, a favor o en contra de algunos o de otros (eso le queda a la política) , pero aquellos atributos son ampliamente aceptados: la humanidad ha llegado a niveles de superación sorprendentes que nadie parece negar.

Las derivas del capitalismo hacia su faz de acumulación financiera como patrón , ha transformado, entre muchas cosas, el proceso de valorización de las cosas y de las personas, indiscernibles ya las unas de las otras.

La valorización de todo es financiera, por lo tanto, es “a futuro”.

Y es algo más que una forma de valorizar. Una sociedad “con mercado” es aquella en la que el mercado se subordina a reglas de socialización determinadas. Pero estas ya no son sociedades “con mercado”. Son sociedades “de mercado”, en las que las reglas de mercado someten a todo fenómeno social, y determinan la propia configuración de los sujetos.

En ese mecanismo particular las personas están cooptadas por el futuro, están atrapadas en el futuro. Y por lo general, de un modo u otro, endeudadas. Es la garantía de tenerlas presas del próximo almanaque.

Es así que el proceso de valorización adquiere el carácter de un dispositivo moral de veridicción: es verdad lo que tiene valor (financiero), está bien lo que merece ser financiado, está mal lo que no debe ser financiado por no ser rentable. La evaluación costo-beneficio se aplica en todos los órdenes de la existencia.

¿Y cómo se establece el valor?. A futuro; más precisamente, evaluando al momento presente los flujos futuros que las personas y las cosas generarán.

¿Cómo se sabe que sucederá lo que así se proyecta?

Hay un saber ya lo suficientemente sofisticado (se supone), que nadie cuestiona, como ya se dijo, que permite creer en ello. Creer. ¿Cuestión de fe?. No . Razón científica. Es extraño.

No hace falta recopilar todas las debacles que con cada vez mayor frecuencia se han abatido para destruir “valor” en cuantías estrafalarias y que no pudieron ser anticipadas por ningún dispositivo cibernético, por ninguna teoría, por ningún cuadro estadístico; porque la lista está al alcance de cualquiera.

Pero se vuelve a creer en aquel saber, una vez disipada la última tormenta económico- financiera; saber aparentemente a prueba de cualquier suspicacia.

Pareciera haber un velo que no deja ver lo evidente: el sistema capitalista depende cada vez más de la superstición y del pensamiento mágico 

Igual que lo hacían aquellas tribus que la civilización moderna se jacta de haber dejado atrás.

viernes, 1 de octubre de 2021

CARAMELOS DE PLÁSTICO


 

Es una ciudad horrible. 
Las tripas de quienes viven en ella lo saben. Es por eso que proclaman tan vehementemente el orgullo que sienten por su ciudad cada vez que se les presenta la ocasión. En esas circunstancias,  se convierten en personas decididamente fastidiosas. El resto del tiempo son bastante melancólicas.
Por todo eso , sería bueno darse cuenta de que son gente bastante peligrosa.  No es gente mala en su mayoría,  pero si muy peligrosa: pueden llegar a ser feroces llegado el caso. Tienen aletargada en sus cuerpos esa particular ambición de la que es capaz la mediocridad, y que se despierta cuando la contingencia les pone por delante algún bocado apetecible que promete sacarlos del marasmo de su nada cotidiana y llevarlos a lo más alto ,que es un sitio en sí bastante bajo si se lo relativiza, pero que a ellos se les aparece alucinadamente como la cumbre del mismo monte Everest. Son capaces de las peores traiciones y de los peores crímenes por aquel apetecible bocado que no es otra cosa que un caramelo de plástico.

Nada muy diferente a lo que suele suceder en casi todas las demás ciudades y con casi todos los demás orgullos.

QUIÉN SABE


 

Veamos. Hay quienes no respiran por miedo a que la bomba explote. 

No hay manual de instrucciones que aclare qué cable cortar primero, si el rojo o el azul.

Otros están más interesados en sostener su opinión al respecto, que se supone infalible. . Siendo que las opiniones no son otra cosa que el eco invertido de alguna opinión en sentido contrario, extinguiéndose unas y otras en un residuo reverberante que se disuelve en la nada infinitesimal del silencio. 

Tic tac tic tac.

El pasado mítico cuenta que alguien tuvo la sabiduría y el coraje de cortar el cable adecuado. Cada quien fundamenta su verba inflamada con su propia interpretación al respecto.  Pero nadie se atreve a decidir ni a hacer nada  porque todos saben que bien pudo ser aquel desenlace feliz cuestión del mero azar. 

Tic tac Tic tac.

 

CLANDESTINO CUERPO

Pildoritas para odiar.
Pequeñas dosis homeopáticas de odio,
de administración visual preferentemente.
Pátina subcutánea, sutil, de odio.
Anestésico.

Provoca reacciones esperpénticas, manejables, funcionales; en un número previsible, acotado de casos.

Y atrofia la proliferación del cuerpo

peligrosa para toda rentable ecuación.


Clandestino cuerpo.

La variedad de afectos, infinita, ha quedado conculcada

Promoción en pildoritas.
El mercado requiere extenuada  estimulante variación de mercancías y experiencias surtidas.
Pero un solo afecto básico.
Para el resto,
él se ha encargado del reemplazo.
Cotillón y mascaritas.
Se venden a precios accesibles
los semblantes de amor ,compasión, euforia, 

variados saborizantes

y otras simulaciones por el estilo.


Para un único letargo
surtido de adorables ornamentos:
apariencia o muerte.

Y el que odia siempre es otro.


lunes, 6 de septiembre de 2021

DESENCUENTRO


 Nada hay más  allá del lenguaje _ repitió como loro por enésima vez el derridiano admonitor

_ Yo creo que sí _ chicaneó el diletante sarcástico

_  A ver, ¿qué cosa?. Decimeló _ replicó picarón el derridiano

_ ¡No puedo! _ contestó astuto el diletante _ no podría usar el lenguaje para referirme a lo que hay por fuera del lenguaje…

_ ¡Entonces no podés conocerlo! _ sermoneó el admonitor _ ¡no podés referirlo!

_ ¿Y vos te creés que estás conociendo algo. refiriéndote a algo o diciendo algo con el lenguaje? _  se defendió con el lenguaje el sarcástico_ ¿ o es que apenas  te estás mordiendo la cola?

 Apenas llegado a la palabra apenas, fue que el derridiano admonitor se convirtió en culebra, se mordió la cola y se fue rodando a ver si encontraba a alguien a quien cobrarle entrada para que lo mirara girar en círculo convenciendoló de que el mismo círculo siempre es otro círculo aunque parezca el mismo. Pero el sarcástico diletante tal vez no alcanzó a  terminar su pregunta antes de evaporarse desde los pies hasta la sonrisa. Tal vez el final  sea solo producto de nuestra imaginación.

 

 

sábado, 21 de agosto de 2021

VIDA TURISTA


Ya nadie sabe nada en la ciudad.

En el conducto de las luces (fortuita combinación dentro de lo que el azar limita: también él ha sido víctima de algunos chantajes) del surtido del mercado, la imaginación y la noche perfumada, tuvieron linda cena y vista al río.

Hubo sarcasmos, hubo caricias y luces de navidad.

Nadie tiene ganas de cambiar en la ciudad y nadie sabe.

Nadie puede asegurar que las calamidades que todavía no han sucedido están siendo convenientemente evitadas, o si es que tan solo aún no es hora.

Tampoco nadie puede saber si es que las atrocidades que hilvanan el pasado hubieran podido evitarse.

Parece que conviene vivir como si se pudiera. A nadie le será negada la ilusión de un instante anónimo de lucidez o de virtual heroísmo.

Ninguna debacle puede ensayarse en un banco de pruebas las veces que sean necesarias para evaluar exhaustivamente la relación causa-efecto de los denodados desvelos y las proclamas inflamadas.

Tan solo cabe explicar por qué sucedieron las cosas: cada quien se arroga el derecho a su academia personal del delirio.

A través de conductos luminosos, un tour embalsamado, all inclusive entre lo que se ve. Las miradas fueron entrenadas con minuciosidad para no saber mirar lo inconveniente. El resto de los sentidos corrió igual suerte.

Un trayecto sin sobresaltos donde siempre hay tiempo para hablar de amor. La salida es un free shop en otro idioma. Nadie lo comprende pero todos lo hablan con legítimo orgullo. Habrá aplausos cuando lleguen de regreso con regalos para todos. La salida no es más que la misma entrada de siempre.

Si hay luces hay sombras, como ecos, como una sospecha. ¿Cómo saber si la felicidad es eso que hace sentirse tan feliz? Cuando la vida se parezca a una publicidad cabría dudar.... se verá en miles de fotos en miles de sitios. No recordará haber estado allí. Nadie podrá confirmárselo.

 

 Más fotos por favor. Ahogarse con fotos, aturdirse con fotos.

 

Por fuera de los trayectos planificados, quien falla el tiro, o es blanco fácil o sepa correr.

Allí los ojos lo ven todo, solo que no hay tiempo para detenerse en el paisaje. La felicidad es incontrastable y sin pliegues en el momento de la huida, hasta que sea posible enloquecer al sicario con amagues mágicos.

En un sitio o en el otro; nada tiene solución. Esa es la mejor parte

Casi todo lo que hacen, lo hacen por miedo.

Pero dicen que es por amor.

Adentro, la vida turista se queda siempre en el mismo sitio, simulando movimiento incesante a través de muy rentables recorridos.

Por fuera, nada tiene nombre, el movimiento no lo necesita.

 

lunes, 21 de junio de 2021

MAMUSHKAS


                                                                                                           El punto en el que parece

 estar todo dicho, es el punto en el que

 está todo por decirse

 

Zero Segoe intenta ingresar a un territorio en el que sospecha haber sido declarado maldito. Es probable que allí cualquiera lo sea. En ese caso la maldición pesa sobre el terreno mismo de los hechos. Cada palabra le tiende una celada al intento de hablar franco.

El parresiastés aun así insiste en despabilarse de su mal sueño. En un territorio maldito, eso puede significar trocar un sueño fastidioso por una pesadilla. La aparente posibilidad de poder pagar lo que se le debe a un usurero asesino desata una euforia semejante a la que asaltaría a cualquiera que se crea a punto de cumplir su  furibundo deseo.

Los deseos suelen confundirse con los nombres propios, muy probablemente también malditos: Huno Trebuchet es el de quien, ensombrecido por la suspicacia, ya no está seguro de ser quien duerme en su lugar. Mide con cautela la vacilación de cada paso, o en todo caso, con la dudosa cautela que le permite la fascinación de voyeur que asiste a las derivas de la desmesura de  Vis Calhybri.

Una manga de ilusos. Como suele ser con los traidores.

“Huno Trebuchet siente que debe huir, aún cuando todavía no haya indicios de nada que parezca estar tras sus pasos.

Huno Trebuchet es la sospecha de un acertijo perentorio y mortal, a descifrar con balbuceos.

Huno Trebuchet es el nombre de una detención, un simulacro; es la cifra de una deuda inmemorial, inconmensurable.

Pero él no es consciente de nada de eso, tan solo de su inquietud ante el posible chantaje.

Intenta algo y no encuentra nada mejor que tomar nota:

‘Vis Calhybri nunca dudó. Su identidad y su deseo desmesurado, valga la redundancia,  siempre se confundieron para él en una misma cosa, la única ley válida. Por lo demás, nunca fue  un sujeto de perder tiempo en mayores averiguaciones antes de plantar bandera’ “

Siempre a tiro de devenir monstruosa, la identidad es una adicción, es al mismo tiempo un volver una y otra vez a un goce inevitable y el pavor a dejar de ser lo que ese hábito ritual reafirma en lo mismo hasta la extenuación. Y todo adicto está expuesto al chantaje de cualquiera.

Discurrir por la estrecha penumbra que se abre entre la memoria y el olvido sin rozar esos muros que pulverizarían el hechizo no puede ser otra cosa que una insoportable incertidumbre. La angustia solo puede calmarse con una fe siempre ajena: nadie puede creer ser quien es sin que otra mirada lo reconozca y le permita mantener la calma además del precario equilibrio.

 

“Huno solo tiene fragmentos dispersos. Un desquicio. La reconstrucción suele intentarse hacia atrás:

‘08/06:

_ Por qué hablaste a mi favor? Pensé que me odiabas _ dijo  con vos quebrada  Calhybri del otro lado del teléfono
_ No me interesaba defenderte, sos un cretino...pero no tanto como esas nenas de mamá que se aplauden  entre ellas y salen con las garras afiladas como arpías a cazar réprobos y brujas...y el día que alguna cae en desgracia o se aparta del dogma no dudan en mirar para el costado y dejarla tirada..._ replicó Aimé _ esa pendeja
que anduvo escrachandoté es de esa tribu…
_ Bueno, no sé, gracias igual _ dijo Calhybri
_ ¿ Vos agradeciendo? Decimeló de nuevo que no me lo creo _ se burló cínica _ estás asustado pajarito, todo tu reino corre peligro de irse al diablo, ¿eh? Esto es una guerra, no otra cosa...lo que acepté hacer con vos cuando empecé lo hice con todos los que estuvieron arriba tuyo después, cada quien usa las armas que tiene...si mi capital erótico está a la altura de la batalla por qué no lo iba a usar...¿Qué me iba a quedar esperando? ...¿la solidaridad de alguna de esas turritas que en sus sueños húmedos harían lo mismo?, y ahora mirá cómo son las cosas, me das la oportunidad de armar todo este quilombo...el quilombo siempre garpa....
_ Sos la mejor...
_  Y vos sos un pelotudo.’ ”

 

07/06:

Inés Candara  @inesitamusic_ok - 07 de junio

Te pensás que sos qué cosa @viscalhybri? Me dejás afuera del @give-upfestival porque conmigo te salió mal? #yonomecallo

11.30 p,m – 7 jun 2019 – Twitter for Android

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Inés Candara   @inesitamusic_ok - 07 de junio

Así que si no aceptaba tus “invitaciones” me iba a quedar toda la vida encerrada en mi pieza con mi guitarrita de madera balsa? #yonomecallo

11.35 p,m – 7 jun 2019 – Twitter for Android

105 Retweets      237 Me Gusta

Inés Candara   @inesitamusic_ok - 07 de junio

Enterate @viscalhybri, no me hace falta ni tu @give-upfestival y no me hacés falta vos. Andá metiéndote tu poder en el culo. Somos muchas, se te terminó. Manipulador.Abusador.Sicópata  #yonomecallo

11.43 p,m – 7 jun 2019 – Twitter for Android

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Perrita Golosa @sweetbitch – 07 de junio

Respondiendo a @inesitamusic_ok

Estamos con vos hermana

 

Mara Fernández @fernamara-03 – 07 de junio

Respondiendo a @inesitamusic_ok

Así van a aprender los omvres, no nos callemos más #yonomecallo

 

Aimé Rock&Drugs @lopezaime – 07 de junio

Respondiendo a @inesitamusic_ok

A la que le salió mal es a vos @inesitamusic_ok. Tu “talento” esta vez no te funcionó. A veces ganás, a veces perdés. Y no te la bancás. #perritachambona

Aimé Rock&Drugs @lopezaime – 07 de junio

Respondiendo a @inesitamusic_ok

La próxima vez vas a tener que ensayar mejor tus mohínes. Ah claro! Perdón! Me olvidaba que eso de ensayar a vos mucho no te va…

Aimé Rock&Drugs @lopezaime – 07 de junio

Respondiendo a @inesitamusic_ok

Hay que romperse el culo laburando, nena de papá…bueno, sin el “laburando” a lo mejor te salga mejor #yegüita

 

03/06-07/06:

…………..

 

 

02/06

_ ¿Che boluda! ¡Me dijeron que Calhybri maneja el line up! Tu novio no era amigo de él?

_ A Ramiro anoche lo mandé a la mierda…
_ ¿¡Justo ahora!?¡ Qué oportuna!
_ Es un idiota
_ ¿A vos te molestaría que yo lo llame a Ramiro a ver si me hace la gamba?
_ Hacé lo que quieras, llámalo a Ramiro, levantateló, levantate a Vis Calhybri...
_ Me estás diciendo puta? _ se rió Inesita satisfecha mientras buscaba en su teléfono el número del novio de su amiga
_ ¡Nooo!, ¿¡cómo se te ocurre!? _ le contestó su amiga mientras buscaba en su teléfono el número de algún otro financista’

 

Huno debe encontrar la manera de desertar o aceptar el fracaso.

Suele ser el modo.

Nadie puede detener nada en algún lugar, tan solo dejarse ir.

Darse a la errancia es el modo de darse a estallar en cada palabra que intente escaparse de su lectura para atraparlo en la misma lectura de siempre”

 

 

El caos solo puede detenerse brevemente en algún frágil sentido bajo la forma de una ficción.

 

No sos vos Huno Trebuchet, otra cosa que una ficción que cree ser el desear que las cosas hubieran sido como la ficción Calhybri que se inventó Huno Trebuchet para que Huno Trebuchet aún no se disuelva en Zero Segoe que cree ser el desear que las cosas hubieran sido como la ficción Trebuchet que se invento Zero Segoe para que Zero Segoe aún no se disuelva en lo que se inventó quien leyó al Calhybri de Trebuchet de Segoe de su ficción que cree ser el desear que las cosas hubieran sido como la ficción que se inventó para llenar el hueco.

Si se trata de una batalla imposible de ganar, la derrota ya es la misma aceptación de los términos de la contienda.

Siempre hay algún signo que así lo indica. Por algo las ficciones fueron como fueron.

Tal vez se esté a tiempo de la única revancha posible; escaparse, juntar lo que quedó esparcido y fugarse, crear algún modo de irse de allí.

 

lunes, 10 de mayo de 2021

SEXO



El Amo es el más impotente, por eso quiso el poder. Lo que no implica que no sea astuto.  Supo cómo hacer para convertirse en Amo, y cómo hacer para seguir siéndolo: configurando el deseo de sus dominados para que ese deseo sea como el suyo (misterio inmemorial: ¿por qué pudo suceder?)

Los subyugados padecen con placidez el deseo de "El Amo”. Eso legitima la opresión: cuanto más desean las ovejitas, más obedecen. Es sabido: se cree libre quien sabe lo que desea por actuar en consecuencia, sin haberse preguntado nunca " por qué " desea lo que desea.

Todo funciona bastante bien hasta que ciertas reconfiguraciones históricas derivan hacia un paulatino desfasaje entre el flujo de los deseos y la provisión de medios para realizarlos.
Hay compensaciones momentáneas para aliviar periódicamente la tensión. , como la posibilidad de que cada cual pueda a su vez gozar de alguna módica tiranía, que pueda ejercer alguna pequeña opresión sobre alguno que esté por debajo, que a su vez también gozará de su pequeña opresión sobre alguien por debajo, etc. Pero la tensión retorna pronto. Y la promesa de alcanzar lo que desean está tan intensamente incorporada que no da lugar a pensar en otra cosa, o a lo sumo ensombrece con terribles presagios a quien lo intenta.
Bueno, es así, nada pergeñado por impotentes puede ser ineluctable.  Se multiplican los errores en el sistema.  Algunos fácilmente subsanables, por ejemplo: los sometidos ya hartos fuerzan las puertas del palacio y desalojan al Amo. Se convertirán más temprano que tarde en el Amo y todo seguirá funcionando igual.

Pero hay otras fallas más problemáticas.  Por caso, la contingente irrupción de alguien indescifrable, quizás un loco, que encuentre el modo de invertir el sentido de los tributos materiales   al Amo para revertir el flujo hacia a los súbditos, que podrán gozarlo ya sin tributar a la postergación que el Amo les interponía con la promesa de llegar algún día al día que siempre era mañana. Habrá surgido así un elemento desquiciado del orden que lo desborda a través de lo que, se suponía, debía estimular su legitimidad y su funcionamiento.

También puede suceder la irrupción en los descastados, de otros deseos, por algún motivo insólito.  Otros deseos que los del Amo, imprevisibles, inmanejables, innombrables,irrepresentables.
Como quiera que se llame lo que nunca puede ser objeto del vicio más delicioso para el impotente Amo: clasificar, nombrar, buscar explicaciones: El Caos siempre estuvo allí.


Eterno retorno.

Ni felicidad ni pena: gritos nocturnos delirantes en el bosque.

Quizás por todo eso te resulte difícil explicar el título de este texto, con este texto.

Probablemente no lo hubieras leído si el título hubiera sido otro. 

viernes, 2 de abril de 2021

Fragmento de "404: El Gran Pastor Chambón"

"...Aún no sabemos si es que el capitalismo está en problemas o está de parabienes.

En este último caso se trataría de que una contingencia o su propia deriva le habrían puesto por delante un aceitado mecanismo para exterminar población sobrante sin que nadie pueda culparlo: le estaba saliendo ya demasiado caro disimular asistencia para con seres que siguieron reproduciéndose de acuerdo a un paradigma que supo servirle en otra etapa anterior pero que no pudo desactivar a tiempo y ya se le estaban terminando las excusas para camouflar de ataques preventivos en pos de defender la democracia occidental , de sistema de “salud” o de prisión resocializante , a los diferente modos de exterminio selectivo.

En el primer caso, habiendo programado al rebaño para , circular, consumir-endeudarse, y volver a circular para reproducir el capital, ahora se encuentra con que la circulación está exterminando a sus ovejas consumidoras y no atina aún a  dar con algún modo efectivo de reprogramarlas para que sean felices consumiendo encierro: una cosa es deshacerse de ovejas excedentarias, pero otra cosa mucho más grave es quedarse sin clientes..."

MERINO LAMB

 

lunes, 29 de marzo de 2021

AFÁN TAIMADO


 

El credo sagrado de la propiedad privada está asistido por varias paradojas.

"Si la propiedad privada no existiera, no te faltaría nada"

Pero el sentido común se resiste con furia a tan solo imaginar la idea. Es pura neurosis. Nadie lograr imaginar nada por fuera del régimen propietario, por lo que la sola idea de la desaparición de la propiedad privada termina siendo la fantasía de que lo que les pertenece pasaría a otras manos. Y eso sería verse desintegrado, escarnecido, vilipendiado, afantasmado (afán taimado).

La fantasía de la identidad personal parece haber sido bastante efectiva para gobernar a la gente.

Hay otras derivas a raíz de estas cuestiones.

Cada vez más necesario para preservar la propiedad privada e intentar su improbable incremento ha ido siendo endeudarse. Es decir: someterse a un proceso paulatino de expropiación.

La gente solo quiere endeudarse, si es que aún no ha caído en los márgenes de un mapa que no hace más que encogerse. Y no tiene otra alternativa que endeudarse si es que ya se ha caído. En el primer caso los pagos comienzan reclamándose de manera amable, en el segundo, con un calibre más grueso y expeditivo, sin diplomacia previa.

Sera por eso que es tan frecuente el sueño húmedo de convertirse en prestamista. (estar en la cúpula, en la cima; es esencialmente ser prestamista. Los viajes, las posesiones, la ostentación, el reconocimiento social son sólo ornamentos, aunque eso sea lo que creen desear los más abotagados. La clave es ser prestamista, lo demás viene por añadidura y no es más que un señuelo cazabobos)

Ser usurero es arduo y gris. No importa. Se sueñan igual los ornamentos.

Para tener una financiera es necesario ser amigo de un narco o de un chacarero (ambos son muy similares en sus procedimientos, es casi lo mismo). Muy poca gente conoce a alguno. No importa. Se sueña igual.

Para fundar un banco la mayoría no tiene recursos. No importa. Se sueña igual.

No puede ser otra cosa que un fascista quien padece aquella neurosis o quien sueña su ambición de acumular y someter alucinando poder llegar así a la virtud moral, mientras despotrica por ser sometido blandiendo la bandera de la moral.

lunes, 22 de marzo de 2021

VÍSPERAS


 

El policía catequista de la corrección política se ha apoderado de las mejores y más venenosas intenciones  para ponerlas timoratas a su merced y se juega así sin advertirlo,  para el enemigo.
La solemnidad se sostiene  y disimula con un gesto fresco, juvenil, " deconstruído"
Hay una pasmosa falta de sentido del humor,  inadvertida cuando las veinticuatro horas se están cagando de risa para  resumirse a la hora cero en un meme ingenioso compulsivamente replicado hasta el desvanecimiento.
La rebeldía se degradó en el farsesco semblante intempestivo y esperpéntico  que funge como carta de visibilidad de seres oscuros.
Se pronuncia la palabra amor , y en estos términos  es de la boca hacia afuera que se transforma  en ábrete sésamo, un embuste, fácil de pronunciar y desde las tripas hacia adentro en un destilado del miedo a perder la forma humana, la que nos trajo hasta acá.