Pildoritas para odiar.
Pequeñas dosis homeopáticas de odio,
de administración visual preferentemente.
Pátina subcutánea, sutil, de odio.
Anestésico.
Provoca reacciones
esperpénticas, manejables, funcionales; en un número previsible, acotado de
casos.
Y atrofia la proliferación del cuerpo
peligrosa para toda rentable ecuación.
Clandestino cuerpo.
La variedad de afectos, infinita,
ha quedado conculcada
Promoción en pildoritas.
El mercado requiere extenuada estimulante variación de mercancías y
experiencias surtidas.
Pero un solo afecto básico.
Para el resto,
él se ha encargado del reemplazo.
Cotillón y mascaritas.
Se venden a precios accesibles
los semblantes de amor ,compasión, euforia,
variados saborizantes
y otras simulaciones por el estilo.
Para un único letargo
surtido de adorables ornamentos:
apariencia o muerte.
Y el que odia siempre es otro.
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