miércoles, 6 de junio de 2018

ALUCINACIÓN


                                                                          

                                                                        "...si el otro es una alucinación,
                                                                           entonces yo también lo soy..."
                                                          Roger T. Norton : Lo que aún no nos dijimos-Cap III


Como la sombra de un nubarrón nefasto en ciernes ha avanzado la sensación recurrente de que los besos de algunas intensas alegrías no han sido más que los efectos de una alucinación. 

Suspicacia intermitente, como si cada tanto te metieran sorpresivamente un dedo en el culo. En su residuo no deja de tener algo placentero. Regodearse en el sufrimiento es un goce sutil, lo sabemos. Pero al principio aún se puede rechazar la idea...

Hasta que se abre al armario y se desmoronan todos juntos encima alucinados  los varios meses ya de esa maquinaria infernal de la felicidad, que mientras funciona te convierte en su adicto , te transforma en un perfecto idiota (...qué buena noticia, hay algo en lo que se puede lograr la perfección...) y cuando lo logra parece comenzar a caerse a pedazos. 

Una maquinaria correspondientemente compleja, hecha de algunos momentos de intenso presente de los cuerpos, demasiado pocos pero que son su combustible; articulada a través de tardes enteras de pensar y pensar; adornada con mensajes oblicuos, compulsivamente diseminados en todo el sistema de redes disponibles (el nuevo modo de la botella con un mensaje tirado al mar); y esas misivas que a veces tuvieron una devolución y a veces no (lo cual también se lee como una respuesta, como es sabido). Todo el tiempo perdido consultando dispositivos diversos como si fuesen oráculos (sospecho que lo son) 

Las mil y una interpretaciones de las interpretaciones previas . Un talmud personal
sofisticadamente inútil . Colección sucesiva de detalles insustanciales que siempre pueden significar alguna cosa si uno quiere, y  agrandados por su sombra parecen devenir en alguna forma de  revelación mística.

Diálogos imaginarios. Miles. Intercalados por muy pocos diálogos concretos que después les dan de comer.

Multitud de voces intrusas aturdiendo al deseo original y misterioso.

Dulce paranoia. 

Por supuesto,también,  las fastidiosas confesiones a los amigos. Inevitables. Y ellos que te devuelven una colección de alucinados y cariñosos consejos, todos diferentes y hasta contrapuestos entre sí  (lo cual, eso sí, te ayuda a sentir que los conocés mejor y a quererlos mucho más). Tu alucinación y las de ellos terminan componiendo el guion de una obra de teatro delirante ,destinada al éxito alucinatorio, y  en la cual ya no vas a dejar de sentir la obligación de jugar el rol principal, quizás para no decepcionarlos. 

Supongo que es condición necesaria y suficiente para la alucinación la de haber sido convencidos de que podemos oponerle un saber provisorio y precario como un castillo de arena a un No Saber perfecto en su vaivén como el mar que , fatalmente,  vuelve a poner la arena en su lugar.

Pero obstinadamente seguiremos yendo de un@ en otr@, intentando el ascenso hacia niveles de más "realidad" y menos alucinación... o tan solo hacia alucinaciones más sofisticadas, menos evidentes... 

Tal vez no haya más que alucinaciones. 

Tal vez no haya afuera lúcido a nuestro alcance.

Sea como sea no tenemos tanto tiempo como para averiguarlo...y las intensas alegrías nos hacen falta, quizás debido a eso, a que tenemos los días contados...: para qué andar finalmente, entonces, exigiendo mayores certezas?