lunes, 10 de mayo de 2021

SEXO



El Amo es el más impotente, por eso quiso el poder. Lo que no implica que no sea astuto.  Supo cómo hacer para convertirse en Amo, y cómo hacer para seguir siéndolo: configurando el deseo de sus dominados para que ese deseo sea como el suyo (misterio inmemorial: ¿por qué pudo suceder?)

Los subyugados padecen con placidez el deseo de "El Amo”. Eso legitima la opresión: cuanto más desean las ovejitas, más obedecen. Es sabido: se cree libre quien sabe lo que desea por actuar en consecuencia, sin haberse preguntado nunca " por qué " desea lo que desea.

Todo funciona bastante bien hasta que ciertas reconfiguraciones históricas derivan hacia un paulatino desfasaje entre el flujo de los deseos y la provisión de medios para realizarlos.
Hay compensaciones momentáneas para aliviar periódicamente la tensión. , como la posibilidad de que cada cual pueda a su vez gozar de alguna módica tiranía, que pueda ejercer alguna pequeña opresión sobre alguno que esté por debajo, que a su vez también gozará de su pequeña opresión sobre alguien por debajo, etc. Pero la tensión retorna pronto. Y la promesa de alcanzar lo que desean está tan intensamente incorporada que no da lugar a pensar en otra cosa, o a lo sumo ensombrece con terribles presagios a quien lo intenta.
Bueno, es así, nada pergeñado por impotentes puede ser ineluctable.  Se multiplican los errores en el sistema.  Algunos fácilmente subsanables, por ejemplo: los sometidos ya hartos fuerzan las puertas del palacio y desalojan al Amo. Se convertirán más temprano que tarde en el Amo y todo seguirá funcionando igual.

Pero hay otras fallas más problemáticas.  Por caso, la contingente irrupción de alguien indescifrable, quizás un loco, que encuentre el modo de invertir el sentido de los tributos materiales   al Amo para revertir el flujo hacia a los súbditos, que podrán gozarlo ya sin tributar a la postergación que el Amo les interponía con la promesa de llegar algún día al día que siempre era mañana. Habrá surgido así un elemento desquiciado del orden que lo desborda a través de lo que, se suponía, debía estimular su legitimidad y su funcionamiento.

También puede suceder la irrupción en los descastados, de otros deseos, por algún motivo insólito.  Otros deseos que los del Amo, imprevisibles, inmanejables, innombrables,irrepresentables.
Como quiera que se llame lo que nunca puede ser objeto del vicio más delicioso para el impotente Amo: clasificar, nombrar, buscar explicaciones: El Caos siempre estuvo allí.


Eterno retorno.

Ni felicidad ni pena: gritos nocturnos delirantes en el bosque.

Quizás por todo eso te resulte difícil explicar el título de este texto, con este texto.

Probablemente no lo hubieras leído si el título hubiera sido otro.