lunes, 9 de enero de 2023

TODAS LAS CIUDADES DE MIERDA

 


¿Existe alguna ciudad que pueda funcionar prescindiendo de la simulación, de la impostura?

Se asoma allí otra manera de preguntarlo: ¿se puede sobrevivir dándose el lujo de no simular, de no ser un impostor?

En ese sentido: ¿cuál sería el semblante sincero que esas caretas están velando?

Si se habla de ciudad, se habla de toda vida humana, que o está anclada a una ciudad irremisiblemente, o lo estará, o se referencia y remite a lo que en alguna ciudad se maquina y pergeña.

¿Cómo será la nobleza relegada?

Estoy escribiendo esto desde esta ciudad de mierda.

Cualquier ciudad es una ciudad de mierda por definición.

Y si no hay ciudad que pueda funcionar sin la simulación y la impostura, tampoco hay ciudad libre de la afección primordial de cualquier maraña urbana: la paranoia.

Y que esté paranoico no significa que no sepa que estoy hiriendo algo o a alguien a cada paso que doy, ni que cualquier mirada o cualquier palabra puedan convertirse en una astilla afiladísima a la vuelta de cualquier esquina.

Debe haber signos de vida más allá de la traición.

Hay días en los que se puede ser tan feliz en una ciudad de mierda.

Y hay días en la ciudad de mierda en los que hasta esos buenos recuerdos son malos.