Veamos. Hay quienes no respiran por miedo a que la bomba explote.
No hay manual de instrucciones que aclare qué cable cortar primero, si
el rojo o el azul.
Otros están más interesados en sostener su opinión al respecto, que se supone infalible. . Siendo que las opiniones no son otra cosa que el eco invertido de alguna opinión en sentido contrario, extinguiéndose unas y otras en un residuo reverberante que se disuelve en la nada infinitesimal del silencio.
Tic tac tic tac.
El pasado mítico cuenta que alguien tuvo la sabiduría y el coraje de cortar el cable adecuado. Cada quien fundamenta su verba inflamada con su propia interpretación al respecto. Pero nadie se atreve a decidir ni a hacer nada porque todos saben que bien pudo ser aquel desenlace feliz cuestión del mero azar.
Tic tac Tic tac.
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