domingo, 10 de julio de 2016

LA PENDEJA VENDE PAÑUELOS EN LA PEATONAL

Mirá, por ejemplo, toda esa gente que va y viene en los andenes de todas las terminales del mundo. Toda esa masa de sujetos indefinidos. Un plancton desplazado por las mareas. No están cuando apoyás tu cabeza en la almohada. No sos cuando ellos apoyan la suya.

Mirá. Pensá ahora en las personas que más quieras. Parecen aquellos y estos como si fueran individuos de especies diferentes, ¿no?

Mirá toda la gente que va y viene por la peatonal. Mirá la peatonal desierta de noche.

Yo podría tener una historia de amor con cada mujer, con cada hombre. Pero no la tendré. Y no porque no quiera.

Un día habré notado a la pendeja que vende pañuelos, se supone. Pero no sé. Esa pendeja eterna habrá vendido eternamente pañuelos en la peatonal eterna porque ese día se me pierde.

Primero habré notado esos ojos; ese fueguito azul y después el resto del fuego. Algún día habré notado que iba pareciéndose a una mujer y no habré sabido si agradecer, por una vez, el paso del tiempo.

Más tarde todos los prejuicios fastidiosos y todo lo que imagino. Que habrá visto ya todo lo que yo ni en quince vidas, por ejemplo. Que tiene la mirada adecuadamente afilada para poder distinguir pajeros o depravados a doscientos metros. Que tiene que sobrevivir y que sabe elegirlos porque sabe que le comprarán, Que sabe cómo eludir cuando alguno se pone demasiado cargoso. El resto de los prejuicios es demasiado miserable y previsible. Prefiero aún la elegancia de no decirlos.

Varias veces procuré pasarle cerca y fui como un fantasma invisible que duró lo que su dolorcito puede durar  en una multitud. Varias veces dejé de existir transcurriendo al lado de su indiferencia.

Un día no la ví venir. La tuve de golpe frente a mí. Creo que conocés esa sensación; ese leve escalofrío en el medio de las costillas.

_ ¿Me comprás pañuelos?_ mientras adelantaba su mano con los paquetitos mostrándomelos
_ No, te agradezco.

Otro día después de varios sí la divisé entre la gente. Con esa ansiedad que también conocés, que te comprime suavemente el cuello me fui desplazando con sigilo para quedar a su alcance. Sí. Vos también sabés cómo se mira hacia otro lado sin perder de vista a tu presa. Por eso puedo contar sus movimientos.
Clavó su mirada en mí. Vino. Se paró adelante mío con esa forma tan frontal que tiene el cuerpo que decide algo y que descoloca al otro cuerpo sobre el cual tomó su decisión . Nos clavamos la mirada. No. Me clavó su mirada. Acercó su cara y su cuerpo franco al mío

_ Hola, ¿no me querés comprar un pañuelo? _ tenía su mano vacía y nunca sacó ninguno de la bolsa. Creo que le brillaban los ojos
 _ Hola. No, te agradezco. _ supongo que brillaban los míos.

Entendí algo. Si la memoria me permitiera recuperarlo intacto, no habría palabra que me permitiera decirlo.

Pero fui el cuerpo más feliz en ese punto invisible de todos los andenes, de todas las peatonales del mundo; en ese instante indefinible. Para siempre.
¿Volveré a pasar por ahí?. Creo que es imposible. Creo que ese lugar ya no existe.



viernes, 8 de julio de 2016

EL GATO NO ERA DROGADICTO

Casi tres años después, porque sí.

            _ ¿Alguien sabe qué es esto? _  preguntó Raclette, la nieta menor de Macedonia, mientras venía de la cocina agitando un frasco de vidrio con un granulado como todo contenido  (no quiere decir que todo contenido en cualquier frasco tiene porqué ser necesariamente un granulado)  _  es como un granulado…
            _  El fabricante seguro que sabe _  contestó con desgano Estromatolito, el nieto del medio, casi sin sacarse la bombilla del mate de la boca.
            _ ¡Ah!...¿alguien sabe quién es el fabricante de este granulado? _  reincidió Raclette mirando con odio a Estromatolito y enseñándole su dedo mayor enhiesto.
            _ ¡Basta con esta farsa! ¡Dameló! _  bramó Macedonia mientras le arrancaba el frasco de las manos a su nieta, agarraba la cucharita del pote de la yerba  y empezaba a comerse el contenido del frasco _  me voy a dar cuenta qué es esto según el efecto…puede ser laxante, puede ser sal de fruta…
            _ ...o veneno para ratas _  aclaró morbosamente Estromatolito
            _  Sí, pero moriré sabiéndolo _  replicó Macedonia mientras juntaba del mantel  la yerba que se había caído _…siempre fui socrática…



            Al día siguiente, se eligió el comedor de la casa para  el velorio (el testeo de Macedonia había dado veneno para ratas nomás), y ahí estaban cuando irrumpió Candelmo, el nieto mayor que entró desde el jardín:
           
            _  Cavando la tumba para la abuela acabo de encontrar un esqueleto enterrado…  _  declaró mientras se secaba el sudor de la frente y dejaba a un costado la  pala embarrada _  ¿qué hacemos? ¿Llamamos a la policía o a un antropólogo?
            _Tiráselo al perro_ gruñó Estromatolito
            _ Hay gente que no es muy inteligente, pero que es interesante desde el punto de vista zoológico_ intercedió Raclette, que tuvo que esquivar el borcego punk que le tiró Estromatolito
            _ Vos también sos interesante zoológicamente…los gatos siempre son fascinantes…aparte al perro no le van a servir esos huesos porque se acaba de comer lo que le sobró del frasco a la abuela. Lo que habría que averiguar es cuál es el límite de antigüedad necesario para que un cadáver deje de ser incumbencia forense y pase a ser de competencia antropológica…
            _ Eso lo hubiera sabido responder la abuela, que siempre estaba al tanto de ese tipo de cosas, pero ahora vamos a tener que recurrir a otras fuentes…y todo por ese granulado de porquería…decime Raclette, ¿porqué no te metiste ese frasco en el culo?_ terció Candelmo mientras iba saliendo del comedor para volver al jardín_ yo por ahora sigo cavando…



            En tanto estaba haciendo su entrada un sujeto de aspecto lúgubre, de riguroso traje negro y unas ojeras interesantes, que al presentarse confirmó su previsible aspecto:
            _ Buenas tardes, soy Perkins Chicochi, de la Cochería Yafué, quisiera hablar con alguien de la familia…necesito confirmar el nombre de la fallecida para la publicación del aviso en el diario…
            _ ¿Cómo le va?...anote señor_ se adelantó Eduarda, la madre de Raclette_ Macedonia Endógena Inveterada del Desquicio Castillo…
            _¿¿Castillo??...
            _¡Sí, Castillo?,¿qué le pasa?,¿le parece raro?,¿no le gusta?...de ser así tengo para usted una buena noticia: existen muchos otros apellidos si quiere hacerse fanático de alguno…si ninguno le gusta entonces le tengo una mala noticia: un día se dejaron de inventar apellidos, va a tener que conformarse con los que hay…
            _...
            _ Mire, fijesé; existe el apellidos Cuevas, también Casas, Casona, Palacios, Castillo…pero no existe el apellido Departamento por ejemplo…eso significa que en algún momento de la historia, seguramente antes de que se inventaran los edificios de propiedad horizontal, alguien dijo “se acabó lo que se daba, hasta acá llegamos…de acá en adelante nos arreglamos con lo que hay, desde el lunes que viene no se inventan más apellidos porque todavía hay que inventar un montón de otras cosas…”
            _… ¿van a querer publicar el aviso con foto o sin foto?
            _ No nos quedó ninguna foto de ella, las tenía todas mi sobrino Anselmo en su ropero…
            _ No entiendo…
            _ Mi sobrino Anselmo fue abducido de improviso por Ovnis y las llaves las tenía él en ése momento…se lo llevaron con las llaves…
            _ ¡Qué tipo pelotudo!_ se regodeó Estromatolito_ no sé porqué no abren con un hacha la puerta del ropero de ese gil de una buena vez… ¿qué tienen miedo de encontrar?
            _ ¡Más respeto!, ¡tu abuela está muerta y tu primo andá a saber en qué galaxia y vos como si no te importara nada!
            _ Sin foto entonces…_quiso aclarar los términos Chicochi
            _ Mami, ¿para qué insiste tanto con las fotos?... me parece que el señor Chicochi es un degenerado…recién me estaba mirando el culo_ saltó, como habitualmente, Raclette; que se volvió hacia la cocina solo para que Chicochi pudiera verle el culo si quería…o para imaginarse que Chicochi se lo estaba mirando
            _ ¡Sí señor, sin fotos!...¡escúcheme!...no creo que lo devuelvan a Anselmito antes de mañana,¿ se dá cuenta?
            _ Quedate tranquila…cuando se den cuenta que es un imbécil lo tiran de vuelta en el jardín y ni siquiera van a aterrizar_ bramó Estromatolito, y dirigiéndose a Chicochi siguió_ ¿usted hubiera salido al jardín si hubiera sabido que había un plato volador sobrevolando ahí?..Anselmo es un pelotudo_ agregó Estromatolito sólo para darse el gusto de decir por enésima vez que Anselmo era un pelotudo; nunca se había creído la historia del primo confiscado por extraterrestres y confinado en la galaxia de Andrómeda o más lejos aún
            _ ¿Ustedes organizan velorios de perros, señor Chicochi?_ preguntó Raclette regresando de la cocina con andar felino…
            _ ¿Dónde lo metieron a Doblenelson?_ preguntó Eduarda
            _…¿quién es Doblenelson?_ preguntó Chicochi perplejo
            _ El perro, que también acaba de morir envenenado_ contestó Eduarda
            _ ¿Quién lo habrá envenenado?_preguntó Chicochi con tono de circunstancia
            _ Se envenenó él solo, igual que Macedonia _ aclaró Eduarda
            _ Lo metí en la heladera por ahora, ¿quiere un café, señor Chicochi?_ preguntó como ronroneando Raclette
            _ ¡Miau!..._ se burló Estromatolito mientras esquivaba la cucharita que le tiraba Raclette
            _ A propósito, ¿alguien lo vio a Acuña?,¿no habrá andado comiendo del frasco tambien,no?_ se sobresaltó Eduarda
            _ Está arriba_ respondió Estromatolito
            _¡Menos mal!_ suspiró Eduarda
            _… ¿quién es Acuña?_ preguntó Chicochi
            _ El gato_ aclaró Eduarda_ no quiero que corra la misma suerte que Macedonia y Doblenelson…







            _ ¡Pero qué tragedia tan grande!_ dijo doña Aparecida entrando en el comedor ardiente_ ¡vine ni bien me enteré!
            _ Nada se pierde, todo se transforma_ respondió taciturno Carlos del Carmen, el padre de Candelmo_ la materia viva se transforma en materia inerte…esa hebilla que usted tiene ahí pudo  muy probablemente ser parte del hígado de un pterodáctilo, por ejemplo…
            _ ¿Le parece?, ¡la compré en la boutique de la Pochi, en la otra cuadra!
            _ Ah qué bien…le decía, también la materia inerte se transforma en materia viva…mire, un pedazo de campo por ejemplo, un chacarero va y siembra soja, la soja va a parar a China, la come una china embarazada y la soja pasa a formar parte de un bebé chinesco…
            _ ¿Por qué decís chinesco? intercedió Eduarda
            _ Suena más lindo… ¿se da cuenta, Aparecida?
            _ ¿O sea que el campo se va transformando en gente china?
            _ En gente de cualquier nacionalidad, era un ejemplo nada más, y en sí es el planeta el que va cobrando vida… fijesé, hay cada vez más gente y la tierra tiene la misma materia de siempre, nada más que de inerte pasa a caminar por la calle…
            _…pero tío, si cae un asteroide de golpe la tierra tiene una bocha de minerales que antes no tenía… ¿quiere un café Aparecida?_ irrumpió Raclette
            _ Es verdad _ reconoció Carlos del Carmen_y me olvidaba de la materia inerte que vamos cambiando de forma: mineral de hierro que se va convirtiendo cada vez en más autos…
            _ Es que hay cada vez más gente_ intercedió Eduarda_ sobre todo en China…
            _ Arena que se va convirtiendo en edificio…
            _ O en tumbas…_ envenenó Estromatolito con un fulgor en su mirada
            _ A propósito, Raclette, andá a fijarte cómo anda Candelmo con eso _ señaló Eduarda mientras volvía la mirada hacia su hermano_ y vos Carlos del Carmen no te olvides que al planeta también le sacan materia viva, acordate de Anselmito…
            _ Materia pelotuda, mejor dicho _ aprovechó Estromatolito
            _ Seré curioso…¿porqué el joven está cavando un pozo ahí afuera?_ inquirió Perkins Chicochi mientras divisaba por la ventana que daba al jardín a Candelmo que transpiraba como un guanaco mientras cavaba e iba retirando cuidadosamente un fémur
            _ La tumba_ aclaró Carlos del Carmen
            _ ¿Ustedes la piensan enterrar ahí?... ¡eso está prohibido por ordenanza municipal!
            _ Andá a decirle a Candelmo que para de excavar_ indicó Carlos del Carmen con un gesto a Estromatolito_ pero fijesé que ahí mismo ya había otra persona enterrada, la acaba de encontrar mi hijo… ¿le parece que eso fue anterior a la ordenanza municipal que usted dice?...
            _ ¿Había alguien enterrado ahí?
            _ Si _ agregó Estromatolito_ hace un rato estábamos intentando dilucidar si llamábamos al Departamento de Antropología de la Universidad o si llamábamos a la Comisaría
            _ ¿Usted qué piensa?, eehh... ¿Antonio Psicosis era su nombre?_ terció Eduarda
            _Perkins Chicochi, señora…yo no sé… dadas así las cosas puede tratarse de una violación de la Ordenanza Municipal o del Código Penal en el peor de los casos
             



            Acuña bajó las escaleras rozando su cuerpo contra la pared y la cola parada, pero con actitud poco clara, sustituyendo el clásico maullido por algo parecido a “mgassshhha….mgassssshhha”
            _ Miren, menea el culo como Raclette_ observó Estromatolito
            _ Y se babea como Estromatolito_ contraatacó Raclette
            _ Está raro el gato_ observó Hexagerardo_ está mezquinando la profusión de vocales que caracterizan a las expresiones morrongas…
            _ Su maullido tiene menos vocales que un apellido polaco_ acotó Carlos del Carmen.
            Perkins Chicochi se quedó observando un momento al gato que iba saliendo hacia el jardín dejando tras de sí un halo de fascinante misterio, y sentenció:
            _ Ese gato se droga
            _ ¿Y usted cómo sabe?_ se escandalizó Eduarda
            _ Mi verdadera profesión es veterinario, señora…especialista en adicciones de pequeñas mascotas…
            _ ¿Es drogadicto el gato?...es una lástima_ meneó la cabeza Hexagerardo, el esposo de Eduarda_ ¡qué desperdicio!,… es un gato muy inteligente, ¿sabe?_ dijo dirigiéndose a Chicochi_ conoce de literatura francesa y de hidráulica…nunca expone sobre esos temas porque no habla, pero sus conocimientos son por encima del promedio…
            _ ¿Y de dónde sacará la falopa?_ preguntó desconfiado Estromatolito
            _ Las estadísticas dicen que en la mayoría de los casos se trata de gente del entorno familiar la que les proporciona los estupefacientes…_sentenció otra vez  lapidario Chicochi



            Ya realizadas las exequias de Macedonia sin haberse podido utilizar la tumba casera por impedimento de ordenanza municipal vigente, la familia se disponía a disipar el duelo bajándose un lechón a la parrilla en mesa tendida en el jardín, bajo el sol del mediodía y a la vera del sepulcro interruptus desde donde les sonreía la calavera descubierta por Candelmo, a quien habitualmente le eran destinadas las tareas pesadas como cavar tumbas o asar porcinos. El mismo Candelmo iba y venía de la parrilla a la mesa repartiendo porciones con el cuero bien crujiente y no del todo bien rasurado.
            Estromatolito tenía la vista clavada en el centro de su plato mientras iban fermentando oscuras suspicacias en su cerebro estragado por la música punk, el alcohol y la pornografía por Internet
           
            _ ¡No entiendo!_ dijo Eduarda mientras regresaba de la cocina a donde había ido a buscar dos sifones _ ¡en la heladera está el lechón…!
            _ Creería que nos estamos comiendo al perro_ aclaró con parsimonia Estromatolito_ ¿me pasás la ensalada, tío?_ le dijo a Hexagerardo
            _¡¡¿¿Al perro??!!_ chilló Raclette que salió disparada a vomitar al borde de la tumba.
            _ La que tuvo la idea de poner a Doblenelson en la heladera fuiste vos_ replicó Estromatolito taciturno mientras advertía para sí mismo que Raclette había estado cada vez más nerviosa desde lo de Macedonia y sospechaba otras razones que las del duelo.
            _ Candelmo, ¿no podías fijarte un poco lo que tirabas a la parrilla?_ lo reprendió Eduarda_ ahora lo único que falta es que nos intoxiquemos; espero que el fuego haya neutralizado el raticida por lo menos…
            _ Raclette, ¿otra vez le pusiste cebolla a la ensalada?, ¡te dije que me cae mal!_ insidió con secreto placer Estromatolito
            _ ¡La próxima hacetelá vos, pajero!_ gimió Raclette entre vómitos y sollozos_ ¡y dejá de mirarme el culo!_ gritó desde su posición en cuatro patas al borde del sepulcro inconcluso desde donde el finado parecía burlarse de ella_ ¡¡¿¿y a esto piensan dejarlo así para siempre??!!,¡¡¿¿porqué no lo tapan de una vez??!! _ se quejó antes de la enésima lanzada.
            _ ¡Mgassshhha!_ se escuchó al gato desde algún rincón oculto del jardín
            _ ¡Y Acuña, pobrecito!¡Enfermo de drogadicción!_ se lamentó Eduarda.
            _ Ese gato no es falopero_ dijo Estromatolito, que había visto al gato más de una vez a las tres de la mañana cuando salía de la pieza de Raclette mientras ella dejaba la puerta entreabierta para dejarlo pasar y la cerraba sigilosamente después.
            _ ¡Pero lo dijo el señor Chicochi!_ recordó Carlos del Carmen_ ¡y él es veterinario!
            _ Che, Raclette tiene razón_ dijo Candelmo mientras les seguía sirviendo porciones de Doblenelson_ tenemos que decidir si llamamos a la policía, a un arqueólogo o tapamos ese pozo de una vez-
            _ Arqueólogo no, antropólogo creo que es_ aclaró Hexagerardo.
           




            _ ¡Apuntá bien, Hexagerardo!_ dijo Eduarda tiritando desde el interior de su pasamontañas
            _ ¿Estoy apuntando mal?_ preguntó Hexagerardo exhalando vapor por la boca mientras intentaba rotar uno de los reflectores tipo Twenty Century Fox que habían instalado en la terraza para enviar una noche por semana mensajes en código morse pidiéndole a los extraterrestres que mandaran de vuelta a Anselmo. Con luces rojas y azules porque habían leído que a los extraterrestres les gustan  esos colores.
            _ Para ese lugar ya mandamos la semana pasada_ aclaró Eduarda
            _ Pero si te descuidás el mensaje todavía no les llegó, depende de los años luz  de distancia que haya_ intervino Carlos del Carmen_ y siempre y cuando no haya en el camino alguna estrella grandísima o algún otro campo gravitatorio que desvíe todo lo que le pase cerca y las señales luminosas se nos van a la concha de su madre… ¡qué frío de mierda!, pasame más café, Raclette
            _ Yo no sé qué hubiera hecho si me llevaban a mí_ gimió Raclette mientras intentaba sacarle las últimas gotas de café al termo _ dicen que cuando te llevan te meten caños en el culo para ver qué  tenés por adentro_ dijo intentando prolongar la farsa un poco más apelando a su conocida obsesión paranoica de que todo el mundo anda atrás de vulnerarle el culo, habiendo llegado hasta sospechar de mí, que no negaré que alguna vez fui asaltado por la idea de ensayar algún tocamiento inverecundo, idea inmediatamente abortada por mi súper yo, que es intachable.
           
            Abajo, en la pieza de Raclette, Estromatolito medía el tiempo, o la cuenta regresiva mejor dicho, con los taconeos del resto de la familia en la terraza. Sabía que tenía tiempo de seguir hurgando en la computadora de su prima hasta que ya no se escucharan más los pasos ahí arriba. Escudriñaba los correos electrónicos, miraba las fotos que su prima se había sacado con el gato, desnudos los dos, en prácticas heterodoxas, las que explicaban perfectamente las visitas de madrugada de Acuña a la pieza de Raclette y su extraño comportamiento, adjudicado por el imbécil de Chicochi a una severa dependencia narcótica que no era tal, sino mas bien una sobreestimulación lúbrica generada por Raclette y  potenciada por el alto coeficiente intelectual del gato. Leyendo y mirando Estromatolito ataba cabos sueltos. Dejaron de sentirse los pasos en la terraza. Era tiempo de salir urgentemente de la pieza de su querida primita, no sin antes confiscarse alguna de las fotos en el pen drive, para disfrute personal.
           

           

            Un alboroto en la planta baja  despertó a Estromatolito a la mañana siguiente. Se había quedado dormido después de organizar en su cabeza la información reveladora que había podido extraer de la incursión en la computadora de su prima y que le había permitido terminar de corroborar sospechas dispersas, todo esto  mientras tomaba cerveza mezclada con ginebra y escuchaba un compilado de Patología Enfermiza, su banda preferida. Cuando se pudo sacudir la modorra y pudo identificar los gritos de Raclette, supo con lo que se iba a encontrar una vez abajo
            _ ¡Lo devolvieron a Anselmo, lo devolvieron a Anselmo!_ alertó Raclette, lo que hizo que  todos bajaran corriendo, perplejos
            Mientras el resto de la familia no caía de su asombro, Estromatolito bajaba parsimoniosamente las escaleras
            _ ¡Mirá Estromatolito!¡Lo devolvieron a Anselmito!_ le dijo Eduarda cuando lo vió bajar
            _ Qué lo van a devolver…este pelotudo acaba de llegar de Burkina Faso…
            _... ¿¡Qué!?_ dijeron a coro Eduarda, Hexagerardo, Candelmo y Carlos del Carmen
            _ Desde que Macedonia y Raclette nos contaron que a este infeliz se lo había chupado un plato volador, yo nunca me lo creí pero tampoco nunca pude justificarlo, ahora ya sé…
            _ Está más falopeado que el gato_ intentó replicar Raclette visiblemente nerviosa mientras Anselmo miraba inquieto la situación tratando de fingir lo más posible la cara de abducido recién devuelto
            _ Esa es otra farsa más, yo seré falopero, pero el gato ni ahí…la noche en la que la abuela y Raclette  dijeron que los marcianos se lo habían llevado a este tarado yo había vuelto de un recital de Farsa Minimalista Neohippie; como soy punk salí muy deprimido, entonces me clavé dos ginebras con tres pepas, llegué acá muy dado vuelta a las tres de la mañana y quise tirarme en el  sofá pero le erré, caí del lado de atrás y ahí quedé… escuché todo y ellos no me vieron…durante mucho tiempo creí que lo había soñado…con el tiempo empecé a darme cuenta que no…
            _ ¿¿Qué escuchaste??_ preguntó Candelmo
            _ De golpe sentí que la abuela Macedonia hablaba con estos dos que recién llegaban_ dijo señalando a Raclette y Anselmo_ Raclette lloraba como una histérica y Anselmo también, entonces le dijeron a Macedonia que se habían llevado puesto un guazuncho con el auto…
            _ ¿Un guazuncho?_ preguntó aturdida Eduarda
            _ ¡Es un racista de mierda!_ gritó Raclette entre sollozos histéricos
            _ ¡Ah, perdón!, estoy hiriendo la sensibilidad de la señorita_ se burló sarcástico Estromatolito_ un guazuncho no, entonces, hablemos con propiedad; era un marinero de Costa de Marfil en realidad…
            _ ¡No entiendo nada!_replicó Hexagerardo
            _ Le contaron a la abuela que mientras iban saliendo en el auto de la playa de estacionamiento del motel al que habían ido esa noche junto con el gato, Acuña todavía estaba muy excitado y de golpe le mordió una teta a Raclette, ella se quiso sacar al gato de encima y le dio un codazo a Anselmo que iba manejando, entonces él pegó un volantazo y se lo llevó puesto al marinero ése que estaba saliendo también del motel…la abuela les preguntó si alguien los había visto y le dijeron que no…pero también les dijeron que se habían traído el cuerpo del marinero en el baúl del auto por idea de Anselmo…¡es un pelotudo!...
            _ ¡Y vos sos un pajero!_ gritó Raclette por decir algo
            _ Entonces _ prosiguió Estomatolito_la abuela le dijo a esta que subiera a prepararle un bolso a Anselmo, esa misma noche lo iba a hacer viajar para algún otro país; agarró la guía de teléfonos, abrió en Discado Directo Internacional y lo primero que vió fue Burkina Faso, “a Burkina Faso te vas a ir”; le dijo; “ yo te voy a mandar plata todos los meses durante un tiempo hasta que puedas volver, ahora vení conmigo, vamos a sacar al muerto del auto y lo vamos a enterrar en el jardín; después agarrás el bolso y te vas. Mañana , con Raclette le vamos a decir a los demás que te secuestraron los extraterrestres”; pero después, ¡oh desgracia!, a la abuela se le ocurrió envenenarse, consecuentemente la mensualidad para el querido nietito refugiado en África se terminó; entonces este imbécil que en tres años no fue capaz de buscarse un laburo se quería volver…le empezó a mandar mails a esta trola donde decía que se volvía, que ya no tenía más guita…
            _ ¡Hijo de puta!¡me anduviste hurgando los correos!
            _ Y también las fotos que te sacabas en bolas con el gato para mandarle a Anselmo recordándole los buenos tiempos para que se calmara y aguantara un poco más allá,…pero no sirvieron; el tipo se volvió nomás, se ve que las fotos lo pusieron peor, se abrá puesto peor que el gato, que así está por culpa de ustedes dos…

            Sonó el timbre. Atendió Hexagerardo
            _ Buenos días, soy el Licenciado Anacarsis Matilde, ayer llamaron de esta dirección, soy del Departamento de Antropología de la Univ…
            _ Sí sí, yo lo llamé_ lo interrumpió Hexagerardo_ pero ahora nuestra necesidad cambió de Facultad; más bien tendríamos que ir hacia la de Derecho, específicamente la Cátedra de Derecho Penal quizá; ya no nos hace falta la prueba de carbono catorce, perdone, ¿eh?; ¡buenos días!_ dijo mientras le cerraba la puerta en la cara.

           
            Lo que siguió fue casi en simultáneo: Eduarda perpleja y  enmudecida igual que Candelmo y Carlos del Carmen, Raclette y Anselmo aturdidos, el gato caminando en círculos alrededor de los dos con mirada lasciva y un hilo de baba colgando , Hexagerardo levantando ofuscado el teléfono para llamar a la comisaría y puteando por tantas noches cagándose de frío al pedo en la terraza con los reflectores, Estromatolito preguntándose porqué el culo de Raclette había sido para alguien tan pelotudo como Anselmo en lugar de ser para él, tan lúcido, punk y antisistema, Anselmo que en un gesto desesperado intentó la huída corriendo hacia el jardín y la casa entera invadida por haces de luces rojas y azules casi enceguecedoras. Cuando todos lograron salir del estupor corrieron hacia la puerta que daba al jardín para poder ver alejándose a un ovni que se lo llevaba a Anselmo.
           
            Dos o tres minutos de silencio.
           
            _…se ve que los estuvimos atrayendo con tantas señales luminosas durante todo este tiempo…_ atinó a balbucear Hexagerardo.
            _ Te vuelvo a preguntar Raclette: ¿por qué no te metiste aquel frasco con raticida en el culo?... ¡te hubiera gustado!
            _ ¡Mgassssshhha!_ comentó Acuña.



domingo, 19 de junio de 2016

QUIÉN SABE QUÉ PASA ALLÁ AFUERA

Sí claro. También está en juego el ego en eso de darse cuenta de cosas. Pero es ese mismo orgullo el que sugiere prudencia; toda una arquitectura solida de razonamientos puede desmoronarse de un solo  soplo. 

Cualquier explicación que uno ensaye nunca deja de ser una ficción; armar un rompecabezas que acepta infinitas formas de encastrar sus piezas pero al que siempre le queda una que no encaja, sin la que el resultado final no termina de entenderse del todo. 

Todo argumento está destinado a convertirse en la pieza de un museo invisible.

Uno asume con el tiempo el papel de jugar al aguafiestas, tal vez a raiz del fastidio de sentirse un día rodeado de zombies y quizás también por la tentación de ser el iluminado que despierta a los somnolientos. Pero los demás no deben ser tan tontos como uno cree; quizás  solo pretenden otras cosas y no pensar demasiado.
Y si en cierto momento no están organizados para escuchar lo que uno diga, se termina hablando un idioma extravagante.

Después de las tragedias ciertas cosas pueden aceptarse en un principio como inevitables y ser luego naturalizadas paulatinamente. Habiendo pasado lo que pasó, se aceptó ,cuando todo comenzó a moverse nuevamente de a poco, que el único modo de trasladarse serían trenes y se aceptó que las ventanillas deberían estar cegadas.

Inicialmente la excusa oficial fue la de los piedrazos, quién recuerda cuánto hace ya.

Habrá sido motivo de cierto escándalo e indignación al principio, algo de estupor tal vez, no se  sabe. Pero ya es parte del paisaje o en todo caso, de su ausencia y tan solo motivo de comentarios desganados mientras se aguarda que el tren parta, como quién comenta el clima.

Algunos asientos más adelante dos mujeres se preguntan cómo será allá afuera. Una de ellas le dice a la otra que se comentan cosas, la otra asiente y comenta esas mismas cosas por enésima vez. La primera, a su vez, ensaya un gesto afirmativo. Ninguna de las dos se cree demasiado lo que dice y asi el terror que deberían sentir  queda confinado al rincón más íntimo de esos primeros sueños nocturnos que nunca se recuerdan al día siguiente.
Tres asientos hacia atrás una nena le pregunta a su padre cómo era mirar hacia afuera por la ventanilla, con el rostro lleno de ilusión y curiosidad por lo que  pueda llegar a contarle, mirándolo a los ojos. Su padre le narra lo previsible desde un rostro ensombrecido, abúlico,  sin alma en su relato. Su hija lo mira como quien espera algo que no llega nunca, el gesto de entusiamo se le desdibuja en decepción y baja la vista.. Él no se inquieta y ella ya no se inquietará.

Los arrabales comienzan hoy día en una zona indefinible detrás de los destacamentos y lo que enmarcan nos queda cada vez más grande.
Pasar al otro lado son cuatro palabras que no se pueden combinar más que en la Gran Pesadilla. 
Vamos en trenes de una zona habitada a la otra. Ya no ha quedado otro modo de transportarse.  Entre  origen y destino sólo existe el interior cálido de un vagón y sus ventanillas ciegas. 

"Los trenes no se descomponen nunca" , sostienen casi todos con los que uno se cruza. 
Uno argumenta, creo con lógica, que nunca podríamos ver los pocos restos del tren que pueda llegar a quedarse a mitad de camino . Pero casi todos están sostenidos por el discurso automático, ajeno, de argumentos en sentido contrario. 

No sé cómo no se dan cuenta.

Uno no replica.

Hay un rumor al que muy pocos se animan, sobre personas que se han quedado en vano esperando en destino a quienes no llegaron nunca. Pero la vida no es posible sin el olvido,  dicen. Se habrán retirado de la estación sin preguntar demasiadas cosas. La vida no es posible sin el olvido y el tiempo mejora los recuerdos. Que tal vez habían entendido mal y aquel tren nunca habría salido desde la estación de orígen. Que quizás aquellos a quienes esperaban habían comunicado mal las cosas y no tenían la intención de viajar ese día.

No sé cómo no se dan cuenta. 

Y ahora me dí cuenta yo de que no voy a poder saber que este tren llegó a destino sino hasta que se detenga. 
No se lo voy a comentar a nadie. 
Por una vez voy a tratar de no ensombrecer a la pobre gente que tan solo quiere estar tranquila mientras pueda.


viernes, 17 de junio de 2016

POBRES TIPOS

No sé bien qué es lo que quiere un héroe. Tampoco lo que desea un traidor.

Cada uno de nosotros tenía su héroe preferido. Algunos compartíamos el mismo.

Pero todos nos convertimos en traidores. De todos, Losada el peor.

Ya no me quiero engañar.

Me cansé de fingir frente al espejo. Estoy harto de practicar farsas interminables con interlocutores imaginarios.

Por eso  acá te voy a decir que somos unos pobres tipos. Solo nos queda la frustración,  la envidia y el deseo de revancha que se confunde con el de venganza a la larga.. Es de pensar que los sujetos que decidimos ser periodistas quizás tengamos nuestra vis existendi un tanto "eclipsada" (habrá que averiguar si de un modo irreversible). No puede ser otra cosa que una existencia triste la de estar siempre al costado del escenario de la vida contando las vidas de los demás. Y por cierto que seremos sujetos francamente fastidiosos si nos creemos que los demás están esperando que se la contemos . No puede ser nuestra vida si no tiene algo de resentimiento. Previsible entonces la euforia que se desató entre nosotros el día en que se dio a conocer lo de Losada. 

Fue un viernes, el día que propicia esa misteriosa culminación  de la euforia, como si durante los dos días siguientes existiera la posibilidad de que se abran las puertas del paraíso y como  si en el lunes que le sigue existiera la posibilidad de ser otros (ya el domingo a la tarde se sabe que eso no sucederá, pero esta cosa extraña llamada ser humano nunca abandona el pensamiento mágico, por lo que en una semana reincidirá en la esperanza de salir de aquí hacia la maravilla).
Decía: aquella tarde alucinada de viernes la fiesta fue completa. A medida que íbamos llegando nos íbamos sumando con entusiasmo a la ronda de comentarios. Nos brillaban los ojos. A todos. Porque todos sabíamos quién era en realidad Losada, lo habíamos conocido de cerca y había llegado la hora del desquite.

Todos venimos del mismo cuchitril infecto en aquel subsuelo; donde no estaba claro si había que salir de allí para hacer algo en pos de que el mundo fuera más justo, o si el mundo debía ser más justo para que pudiéramos salir de ahí y alcanzar la gloria. A veces es difícil distinguir a un justiciero de un narcicista. 
Algunos días el tiempo parecía haberse detenido para siempre y en otros sentíamos que estaba a punto de acabarse; mientras el rumor de la calle allá afuera insinuaba que nadie está demasiado interesado en averiguar si el mundo es justo o no.
La indiferencia es demasiado insoportable para lo pobres tipos que somos; de modo que finalmente solo se trató de salir de aquel cubil como fuera.


El caso de la minita en cuestión se había dado a conocer algo así como dos semanas antes de aquel viernes (y unos veinte años después de aquel subsuelo).

Losada había tomado el tema  porque le venía como anillo al dedo para la operación politica en la que estaba sirviendo en esos días contra "el que te dije", porque todo esto de la chica había sido en su territorio.

Por lo tanto todo el mundo estaba todo el tiempo hablando de Romina. Así se llamaba la piba. 

Losada , de todos nosotros, fue el que más claro tuvo quién es el dueño de la pelota y cuáles cabezas eran las más adecuadas para pisar y llegar a las alturas. El resentimiento habrá sido fuerte en todos nosotros, potenciales mercenarios, pero no tan fuerte como en él, el más  desmesurado . Habrá sido por eso entonces que Mauro Losada, más que ninguno, tuvo el instinto tan agudo como para ver por dónde era que había que ir para convertirse realmente en un mercenario.

Llegó a brillar así. Para una porción considerable del público la razón de ser de las noticias era la de que Losada se las pudiera contar.
Y finalmente se trataba solo de lo que Losada contaba. Lo que en sí hubiera pasado formaba parte de otro orden de cosas que no era demasiado relevante en el juego de inventar la farsa que hiciera  falta, según el momento, para adornarles la conciencia, masajearles la miseria ,alimentarles la inquina y hacerlos sentir ciudadanos moralmente aceptables por estar de su lado.
La otra mitad del público miraba a Losada para putearlo, como si él se enterara o le importara el berrinche de unos lunáticos levantando presión frente a la pantalla.
Unos y otros engrosaban las cifras de audiencia.


Lo primero que se había conocido era como casi siempre la foto de la minita y los pedidos desesperados de algún familiar al que siempre le ponen la cámara por delante tomando hasta el último detalle de sus facciones desencajadas, pidiendo por el paradero de la piba. Y terminó como casi todos estos casos terminan; la chica que aparece asesinada y desnuda con signos de violación en alguna zanja, en algún descampado  o semienterrada. Ésta apareció atrás de un galpón abandonado, en las afueras.  Sorprendentemente no había pasado demasiado tiempo entre la denuncia de su  desaparición y el hallazgo, creo que en horas la policía había encontrado el cuerpo. Descontando el tiempo que habría mediado entre la desaparición y el asesinato, el cuerpo estaba casi intacto.


Después todo prosiguió como suele ser habitual en esto.

La foto de la piba cada quince minutos en la pantalla. 

Todos los programas de la tarde llenando los paneles de expertos, sicólogos, ex comisarios, sexólogos, sociólogos, caranchos y cualquier especialista en algo  o personaje estrafalario que tuviera ganas de cacarear un rato hablando de responsabilidad paterna , de precocidad o promiscuidad, del peligro de las redes, de la falta de límites o de cualquier otra cosa.

Las imágenes de alguna cámara de seguridad que había captado los últimos pasos de Romina en la puerta de algún boliche de mala muerte .

Más tarde, la hora de los debates políticos obligatorios a los gritos donde confluían aspirantes a cargos varios , operadores , analistas, encuestadores  y diletantes de poca monta , donde el tema de Romina también aparecía como ineludible.

Y todo concluía en el horario estelar a la noche en el que Mauro Losada sofisticaba un poco el discurso, establecía quién más debía ser ingresado a la galería de los réprobos y  marcaba la  agenda del día siguiente.

Era linda la minita. La habían llevado a la morgue y ahí estuvo unos días porque por algún motivo se estaba demorando la autopsia.


Era linda y era pobre, por eso le tocó el papel de putita en el reparto de lo comentado y muy pocas remeras tuvieron su cara.


Aquel viernes en el que todo saltó por los aires, lo que se dio a conocer en primer lugar fue el videíto filmado con un celular. Se veía con dificultad por la penumbra de la sala de la morgue pero se veía lo necesario como para que el hecho fuera indesmentible:  Losada desnudo encima de la camilla, moviendo frenéticamente la pelvis entre las piernas de Romina que colgaban hacia los costados, al igual que sus brazos, acompañando brazos y piernas con su peso muerto el vaivén. El video tenía un sonido muy sordo, apenas se insinuaba cada tanto lo que parecía un gemido apagado .

Se supuso que el video fue filmado por algún encargado de la morgue, o no. Pero nunca se llegó a saber fehacientemente quién fue el responsable.

Después de eso, la implosión atroz. Adornada claro con una  catarata de testimonios, un show de potenciales que nada agregaban a la realidad casi nefanda de Losada.

La prueba dura del video era inocultable. Pero Losada probó en su propio fláccido cuero las consecuencias de los métodos que él mismo había usado con delectación:  trascendidos, falsos testigos, insinuaciones y toda esa catarata de recursos de manual para un tiempo en el que casi todo ya  debe dirimirse entre la suspicacia y la calamidad.

Alguna fuente indesmentible allegada a Losada que habría sugerido comportamientos extraños por parte de él en esos días de lo de Romina. 

Alguno  que insinuaba que esta no había sido la primera vez. 

Enemigos y ex amigos de Losada sugiriendo lo mismo o todo lo contrario. 

La pregunta hipócrita de todos los colegas que fingían perplejidad ante la pregunta de cómo había tenido Losada la entrada a la morgue allanada para acceder en soledad al cuerpo de la chica y los dedos señalando a quien estaba a cargo del lugar esa noche. Todos sabemos cómo funcionan estas cosas, todos sabemos a lo que se puede llegar a apelar para tener algún dato, alguna imagen o algo. Quizás la envidia de saber todas las puertas que se le abren a personajes como Losada, después de años de traficar vínculos de toda calaña con asombrosa habilidad para hacerse de una buena red de informantes y de pases libres a cualquier despacho o dependencia.

La confusa danza de horarios en la que los encargados de la morgue esa noche, fueron, vinieron, estuvieron, lo vieron a Losada o no.

Alguien más insinuando acerca de Losada lo que casi todos sabemos y los efectos que puede llegar a acarrear el exceso de sustancias.

Otro preguntándose por qué, si siempre había tenido todas las minas que se había propuesto tener arrodilladas a sus pies; si no había dejado de acariciar el lomo de ningún gato del ambiente. Y alguno contestándole que precisamente por eso, que porque ya había probado casi todo lo que podía probar una persona desbordada que siempre quiso más.

Y luego, cómo no, alguna de esas minas que siempre aparecen buscando su minuto de notoriedad comentando que había salido con Losada y que al pasar había visto en un cajón de algún mueble en la habitación que había compartido con él por esos días , varias  fotos de Romina, iguales a la que se habían ido difundiendo, cada una en varias copias y tamaños.

Con todas esas piezas se fueron armando los paneles de especialistas que departirían acerca de las consecuencias de no tener límites. De que Losada toda su vida había logrado lo que se había propuesto apelando a cualquier recurso. Los mismos que algún día lo habrían puesto en un pedestal resaltando su audacia y su ánimo transgresor, ahora bajándolo de un hondazo como a un pajarito. Alguna psicóloga teorizando acerca de que evidentemente , teniendo tantas fotos de Romina en su mesa de luz, Losada se había obsesionado de manera enfermiza con la figura inalcanzable de no sé qué. Los más progres hablando de lo que siempre es correcto hablar pero abriendosé paso a los codazos detrás de cámara para ver quién salía al aire primero.

Lo más importante siguió siendo la debacle deliciosa de Losada, aún después de que la policía hallara a los violadores; porque resultaron varios; y al que de entre ellos la mató. Unos narcos  de medio pelo dedicados al menudeo,  vengando a otro del grupo, ex novio despechado de Romina. O algo así. No importó demasiado.

La historia al fin es siempre la misma con estas cosas. El origen de los datos duros, de las pruebas con las que después se arma todo el resto de la historieta nunca queda demasiado claro. Uno sabe que casi nunca las cosas son por azar y conoce que la oscura y siniestra trama de operaciones detrás de lo que sale a luz y que amarra al imaginario de la pobre gente puede alcanzar los círculos más abyectos, inimaginables y enloquecidos del infierno. 
El poder es así.


Pero en este caso uno sí sabe que fue simplemente el azar. Cómo no aprovechar esa oportunidad que el azar le brinda a  uno, sobre todo si lo que está en juego es un tipo odiado como Losada, un tipo abominablemente iluminado como Losada. No sé por qué a este flaco que estaba esa noche de guardia en la morgue se le habrá ocurrido filmar con su celular lo que hacía Mauro Losada y no sé por qué se le habrá ocurrido darmeló a mí, si tan solo un par de veces le habré hecho algún favor a cambio de algún dato de mierda. 
Supongo que tal vez el tipo le tenía también tanta ojeriza como nosotros a Losada. 

Creeme, es como te lo cuento.