lunes, 28 de diciembre de 2020

PHÁRMAKON


 ¿El dinero es un phármakon?
¿ Su efecto depende de su cantidad?. 
 Vale la pregunta,  cuyo valor no es monetizable,  acerca de porqué el criterio mayoritario se inclina  por maximizar sin límite definido su posesión , que en cantidades más discretas basta para solventar la subsistencia. 
¿Ha de ser que unos montos que superen ciertos umbrales lo vuelven alucinógeno,  y a la vista de la proliferación de mitos,  religiones y fábulas de todo tipo en la historia,  se podría pensar en la inclinación inevitable de parte del animal humano hacia todo lo que le alivie los terrores nocturnos?. ¿Será el efecto de este phármakon de curso legal el de la ilusión de poder hacer que la realidad se comporte de acuerdo al propio deseo,  el de creer , precisamente, que ese deseo es propio, y el de olvidar finalmente las evidencias de que esa ilusión nunca se ha concretado? 
¿O será su efecto la alucinación de cancelar de una vez y para siempre una deuda que es inevitable y eterna?

domingo, 20 de diciembre de 2020

ENIGMA


"Cayó donde cayó como cae un dado.
Aleatoriamente ahí, azar de tiempo y espacio.
Cuando ya tuvo conciencia, es decir, la ilusión de ser algo con autonomía, hacia bastante ya que las cosas habían comenzado a hacer su trabajo.

El día que esa cosquilla en las tripas, el presagio de su desborde y su exceso desperezándose, comenzaran a sobresaltar su cuerpo, ya estaría todo dispuesto para entenderlo inadecuadamente.

Ya lista la celada, la palabra que estaría esperando para capturar al cosquilleo y al presagio y meterse con ellos en la confusión.
La palabra confusa, madre de la confusión de todas las palabras.
Casi nada propio en la propia expresión
Deseo no es más que una parafernalia de piezas encastradas de alguna de las infinitas maneras que admite ese rompecabezas insólito. Para darle un nombre, es decir, una orden y un orden a la cosquilla de las tripas, al presagio, para usar de combustible el exceso, secuestrado detrás del vacío imposible.

 Máquina desaforada prisionera en la celda del vacío.
Lo que excede no es lo que falta.
No es verdad el vacío.
Ni es propia la maquina

Sus inauditas, indefinibles relaciones de movimiento y reposo, las de su cuerpo, coincidirán con ese mecanismo con una probabilidad que tiende a cero.

El Deseo, eso que cree ser, eso que da forma a su identidad es un artefacto hecho con sus propias cosquillas, con su presagio, pero bajo los designios del tiempo y del sitio donde cayó, como cae un dado. ... ¿De quién estoy hablando?"

"¡De mí"!, gritó la voz de alguien.
"¡De vos"!, replicó otra voz…

“Ya nada ni nadie puede tomarme demasiado en serio”, murmuró melancólica la Esfinge, ya  sin ánimo de arrojarse al vacío 

viernes, 18 de diciembre de 2020

FABULOSA


Si está escrito y lo estás leyendo es mentira.

Como si la verdad se hallara en algún lado.

Quien se decide a escribir tiene la intención de mentir simulando querer decir la verdad.

O cree que quiere decir la verdad mientras siente que no puede hacerlo.

Tal vez crea haberla dicho.

Quien se decide a leer tal vez sea algo supersticioso.

Un ensayo para tensar al límite las posibilidades de decir algo que pudiera brindar sensación de verdad. Por ejemplo, decir: “si avanzás sobre mi territorio, te mato”. Pareciera funcionar, ¿no?

Pero en general la expresión de cosas así suele ser oral y gestual, no escrita. Suele tener lugar en el marco de una experiencia mucho más patente en el cuerpo que la de la escritura. De todos modos la escritura es una deriva de aquella visceralidad: la expresión dirigida intencionalmente hacia otro quizás indefinido (casi siempre indefinido), premeditada, especulada y diferida. Intencionalmente. Si. ¿Delimitando un territorio? También.

¿Intención de verdad?,¿en serio?

¿De dónde le viene a la “Verdad” su prestigio?

Claro: todo acuerdo, todo contrato existen porque antes existe la posibilidad del engaño, la posibilidad de no ver saldada la deuda que funda comunidad.

Vamos a ponernos de acuerdo, no vamos a hacernos trampa.

Los términos de ese contrato serian algo así como “la Verdad”.

Y la trampa sería “la Mentira”.

Pero más temprano que tarde alguien le va a hacer trampa a los términos de ese contrato de adhesión ancestral.

Nada más verdaderas entonces que la caída en el embuste, para el incauto, y la ventaja obtenida, para el listo de la tribu. O en todo caso, ciertas. Ya es algo.

Y esa pérdida, esa ventaja, ¿de qué se tratan?

¿Para qué el incauto hubiera querido preservar lo que perdió?

¿Para qué querría el listo la ventaja de obtener lo que consiguió con su astucia?

¿Era verdad el beneficio que brindaba o prometía eso que pasó bruscamente de uno al otro?

¿La desintegración es algo más que una amenaza, que un presagio nefasto?

No es más que un sistema de fábulas de genealogía misteriosa, las que hacen sentido, las que miden el valor de lo que se gana o se pierde. Las que prometen la salvación, añoran algún origen perdido, pontifican los caminos para su recuperación, amenazan las divergencias, las que evitan una guerra o las que delimitan lo justo de lo injusto.

Solo fábulas.

Su importancia va en relación directa con la detención en un lugar, el Sedentarismo.

Lo Nómade no requiere de conceptos fijos por mucho tiempo. No tiene ínfulas dogmáticas, instituyentes ni imperiales. Está más preocupado por preservar algunos instintos.

“Si está escrito y lo estás leyendo es mentira.”

Esto está escrito. Por lo tanto…

Ensáyese el reverso de todo lo que hasta inmediatamente antes de esta frase pudo leerse.

Por ejemplo: “Quien se decide a escribir tiene la intención de ser veraz (¿será lo mismo ser veraz que decir la verdad?) simulando querer mentir.”

Otro intento: “cree que quiere mentir mientras siente que no puede hacerlo”

Funciona.

Febril emisión de signos.

Aviesa emisión de signos.

Compulsiva emisión de signos.

Miles de millones de idiomas disimiles bajo la ilusión de entenderse, trampearse, amarse, imponerse, definir para siempre algo más allá del propio balbuceo, nombrar la rama a la cual asirse frente al caos abismal.

Historia.

Religiones.

Moral.

Doctrinas filosóficas.

Paradigmas científicos.

Lógicas deductivas.

Arquitecturas matemáticas.

Sustratos ideológicos de cientos de revoluciones.

Justificaciones políticas de miles de guerras.

Destinos manifiestos.

Leyes de la naturaleza.

El mercado.

Relatos familiares.

Identidad personal.

Fábulas.

Solo fabulas que intentan no pasar por tales.

Y la ficción, claro.

Un residuo de sinceridad.

 

viernes, 16 de octubre de 2020

INSUMISOS

El cuerpito de Mica  está encorsetado en una nube de tules.  Un vestido de quince, prólogo de una historieta que se supone, debe derivar hacia un vestido de casamiento.  Ambos atuendos, en algo, parecidos a una mortaja.

Los hombros de Mica al aire, con un toque sutil de purpurina parecen inaugurar simbólicamente una ofrenda de atributos para escuchar ofertas.  

Los ritos sociales se prolongan en el tiempo, aun cuando ya casi no tengan relación con nada realmente operativo. 

Ya se ha producido su entrada triunfal, escoltada de mamá Mónica, papá Roberto y esa cosa identificable como su hermano. Todos pudieron verla bajar junto a su familia de un Mercedes Benz (al que los cuatro se habían subido dos cuadras antes después de hacer un transbordo, muertos de frío desde el taxi que los depositó en una cortada penumbrosa y temible donde el Mercedes los estaba esperando). La madre se pasó las dos cuadras del viaje quejándosele al chofer de lo caro que salía alquilar ese auto por quince minutos.

Los privilegiados que fueron honrados con la invitación a esta noche soñada aplauden mientras hacen guardia de reojo para no perder de vista al mozo más cercano con bandeja de bocaditos. La leyenda cuenta que la recepción es lo mejor en este tipo de eventos. Lo que sigue después es en la mayoría de los casos olvidable. Finalmente, todo se salva un poco con la mesa dulce, si es que aún se conserva la capacidad de distinguir el sabor de algo y de caminar sin perder la vertical hasta hacerse de algún pedazo de lemon pie.

La clasificación taxonómica de los concurrentes coincide con territorios bastante bien delimitados en el salón de fiestas. El mejor lugar, reservado para familiares y allegados. Enfrente, cerca de la pista de baile donde más tarde el sonido de la música la ensordecerá, las luces de la pista la encandilarán y el humo la ahogará, ha sido confinada la manada de amigos y compañeros varones de Mica, todos de traje y corbata, hinchados de orgullo como muñecas peponas. Y del otro lado del paso hacia la cocina, un poco más a salvo, las amigas y compañeras. Casi todas parecen enfundadas en papel celofán , están maquilladas  y perfumadas como para el resto de sus vidas y alternan las miradas hieráticas hacia el sector varonil con risitas y cuchicheos cómplices.

La cara de Mica exhibe una expresión que no condice con lo que se supone debe ser una noche soñada, gloriosa. Mamá Mónica lo advierte y se la lleva hasta el baño

_ ¿Podés hacerme el favor de cambiar esa cara de orto? ¿qué te pasa? ¡Estuvimos años con tu padre juntando un peso arriba del otro para darte esto! ¿y ahora tenés esa cara de ojete?, ¿me podés explicar?...claaaro. la señorita también hubiera querido que invitemos a esos vagos y a esas arrastradas que andan con el hermano. Pero mucho esfuerzo nos costó. Con tu padre todo lo que tenemos lo hicimos con es-fuer-zo, ¿me entendés? Y no tenemos para invitar a todo el mundo, no hacemos caridad. Tenés acá gente de buena familia, gente bien. Si hubieras querido más, te hubieras puesto a la-bu-rar nena, como hacemos tu padre y yo mientras la señorita se despierta diez minutos antes de ir al colegio pri-va-do que los padres le pagan y todavía no sabe ni lavarse las bombachas. Así que cambiá esa cara y salí a saludar, ¿querés?

Error.

No es ese el problema.

En absoluto es ese el problema.

Mamá Mónica se equivoca.

A Mica no le molesta que la guita juntada con “es-fuer-zo” y algo de evasión tributaria de poca monta no haya alcanzado para invitar a los vagos y a las arrastradas. Todo lo contrario. Pertenece a una de esas adorables familias que necesita que haya “gente que no” para sentirse “gente que sí”. Por lo tanto no la aflige que afuera haya vaguitos y arrastradas “que no”. Conoce bien ese deleite.

Los pudo ver disimuladamente cuando ingresaba al salón. Los contó uno por uno. Había un grupito en la plazoleta de enfrente, semiescondidos entre los ligustros. Tres o cuatro más sentados en los umbrales de algunas casas llegando a la esquina. Todos con miradas acechantes, como hienas, con la esperanza quizás de que en algún momento de la noche algún descuido les habilite el ingreso, para por lo menos ver si quedó algún pedazo  de tarta toffe en la mesa dulce, o si pueden requisar  alguna  botella de sidra a medio terminar.

Mica se hubiera regodeado con tener esa caterva anhelante ahí afuera si no fuese por un detalle. Y ese es el verdadero problema. Hay cuatro que no están. Dos vagos y dos arrastradas que no están. Tendrían que estar en la calle con la ñata contra el vidrio junto con los otros. Pero no. Talisa, Nico, la Yenny y Clo no están.

Intenta un rictus parecido a una sonrisa y sale del baño con Mamá Mónica.

Primero, la ronda de saludos con la familia. Un primito le tironea el vestido. Una tía le llena la cara de un perfume bastante horripilante cuando le da dos besos, uno por mejilla.

Mica vigila de reojo la entrada vidriada del salón de fiestas. Es difícil divisar el exterior. El contraste de temperatura empañó los vidrios.  Cree ver fisgoneando hacia adentro a un par de  las hienas que hacen guardia en los aledaños al salón, pero la marea de gente que la rodea dificulta el escrutinio.

“Capaz que ya llegaron”, se consuela. Talisanicoyennyclo.

Ya están comenzando a dolerle los maxilares a raíz de la sonrisa forzada.

Se da inicio al proceso de intoxicación que hace las veces de cena. Se apagan las luces del salón. Entrada triunfal de caravana de mozos que llega desde la cocina con los platos que soportan la entrada. Muy sospechosas crepes de pavita.

La penumbra le da a Mica una idea. Aprovecha para chequear las redes en el celular. Tendría que haber alguna noticia de Talisanicoyennyclo. Encuentra que ya hay subidas varias selfies de muchos de los invitados, que la etiquetaron con mensajes de congratulación. También dos o tres bardeos ornamentados convenientemente con mensajes escatológicos de algunos de los forajidos que se están cagando de frío allá afuera.

De Talisanicoyennyclo nada. Ni rastro de dónde pudieran estar a esa hora, ni una mísera puteada.

Indignación.

Mientras trata de masticar el engendro de gallo con salsa rosa que les sirvieron, planea su estrategia.

Termina la ingesta de la entrada.  En segundos, los estrógenos del pollo comenzarán a actuar, acelerando el tránsito a la entrada en la eternidad de los más longevos y apurando el envejecimiento de los más jóvenes. Está científicamente demostrado que este tipo de celebraciones han incrementado la prevalencia de enfermedades hepáticas, renales y degenerativas en la población mundial. No se pierde nada.

Se apagan las luces principales. Primera sesión de baile de la noche.

Mica va hasta la mesa de los varones y se planta delante de Ramiro. Un “teta de perra” medio bobalicón que siempre anduvo detrás de ella, fracasando recurrentemente con total éxito.

Lo agarra de las manos y lo lleva de un tirón hacia la pista. Ramiro no da crédito a su fortuna. Comienza a salivar. No quiere que se note que traga la saliva que le está sobrando pero no lo logra.  Trata de recomponerse a duras penas. Entra con Mica a la pista de baile y ensaya un gesto de ganador que queda a mitad de camino entre el patetismo y la lástima.

_ Estás re elegante Ramiro, me encanta _ le dice Mica con un mohín perfectamente estudiado

_ ¿Te gusta?, la cprbata me la prestó mi papá, je _ intenta ser gracioso Ramiro

_ ¿Sabés qué Rami?, necesito un favor, yo sé que vos sos muy bueno _ le dice mientras le roza un pectoral con la punta del dedo índice _ cuando termine la música ¿podrías ir hasta la puerta?, allá afuera están algunos de los que se juntan en el kiosco de la esquina de mi casa, los amigos de mi hermano,¿viste?; bueno, vos andá y fíjate si no están Talisa, Nico, la Yenny o Clo, ¿dale?

_ ¿Vos los invitaste?

_ No no, pero quiero saber…

_ ¿Y qué te importa si están o no si no los invitaron?

_ Eh..dale, vos andá, yo después te explico…¿sí?…_ le dice Mica entrecerrando los párpados.

 

Terminado el baile, Ramiro se acerca a la entrada del salón. Intenta salir. La puerta está cerrada. Se acerca el encargado, que está haciendo guardia

_ ¿Dónde vas pibe?

_ ¿No se puede Salir?

_ No pichón, ahí afuera parece que hay unos quilomberos, el padre de Mica no quiere que se abra la puerta, salvo que te tengas que ir…

Ramiro a través del vidrio empañado reconoce a dos de los guerreros y a una chica que le hacen gestos no del todo diplomáticos. Intenta que le lean los labios y pregunta por el cuarteto. No le entienden. Mira a través del ventanal hasta donde puede y ve a los que Mica le dijo. Vuelve sobre sus pasos

_ Che Mica, no me deja salir el señor de la puerta, pero me parece que no están…

_ Bueno gracias _ responde lacónica Mica dando media vuelta sobre sí misma, obviando para siempre a esa cosa que ha quedado tras de sí llamada Ramiro

Fracasado el plan.

Mica se va al baño. Está sola. Se mira en el espejo

“Quieren humillarme” …” negros de mierda”

Quieren humillarla no yendo a su fiesta a la que no fueron invitados.

Okey.

Las reacciones paranoicas suelen surgir para reemplazar algo que se insinúa y que, de ser cierto, sería insoportable.

¿Algo en Mica prefiere la teoría de la humillación a la constatación de la indiferencia quizás?  ¿Cómo saberlo?

Segunda entrada triunfal de mozos. Las pechugas del gallo del cual las patas habían sido destinadas a las crepes de la entrada, con papas noisette y arvejas indomables. Varios comensales buscan al costado de sus platos si es que fueron dispuestos taladros o perforadoras para disfrutar del manjar.

Mica ni lo prueba. Hace bien.

Mira de reojo a Mamá Mónica, luminosa, radiante, pavoneándose entre los parientes. Escruta a su hermano, ya definitivamente disecado por el alcohol  berreta en un rincón, aun cuando la noche recién comienza. Papá Roberto que ya se devoró la pechuga, domó las arvejas y parece querer comerse el centro de mesa mientras deleita con sus chistes a la tía Clotilde.

Cada tanto se acerca algún grupito de amigas y le pide una selfie con todas juntas. En todas sin excepción Mica luce una sonrisa-rictus de Guasón.

Y rumia pensamientos, la incerteza la carcome, no puede pasar mucho tiempo más sin tener alguna señal clara en el laberinto de signos en el que se ha extraviado; algún indicio de ausencia, de humillación, de indiferencia fantasmática o de vaya a saberse qué.

Llegará el postre, la ceremonia de las velas, el vals de los quince con Papá Roberto y las lágrimas de Cocodrilo Mónica. Burbujas, fotos, papel picado,  más selfies, muchas selfies, el sutil aroma del vómito de los primeros descompuestos que no alcanzaron a llegar al baño.

Cuando todo se descontrola, aprovecha la penumbra en que ha quedado el salón ya desatado el baile y se dirige hacia la entrada.

_ ¿No me abre un poquito ?, hay unos amigos afuera…

_ ¿Estás segura piba? ...mirá que tu viejo me dijo …

_ Sí sí, no se preocupe, él ya sabe…

El guardia le entreabre a Mica la puerta con cautela como para apenas dejarla asomar la cabeza. En la pista de baile acaba de estallar el carnaval carioca.

Se acercan cuatro o cinco. Otro grupito que estaba un poco más apartado mira expectante

_ ¿Cuándo nos vas a dejar entrar Mica? _ dice socarrón uno

_ Hace frío acá che, ¿no queda algo de torta? _ inquiere otro

_ ¡Tirá la bombacha Mica! _ grita un gordo del grupito que está más lejos

_ ¡Pelotudo! _ le retruca una flaquita con el pelo violeta

_ Escuchen, ¿no vinieron Talisa, la Yenny…Nico, Clo?

No entienden porqué Mica les pregunta puntualmente por esos cuatro

_ No sé, yo no los ví, ¿vos los viste? _ le pregunta uno a la del pelo violeta

_ Creo que están allá enfrente, en unos bancos en la placita _ responde astuta la flaca

Cuando Mica abre más la puerta para asomarse, aprovechan y de un empujón entran en tropel. El tipo de la puerta termina desparramado en el piso.

Mica sale a la vereda. En la placita de enfrente, nada.

A un lado y al otro de la calle, nada. Nadie.

A sus espaldas empieza la guerra. Casi no se da por enterada de los desmanes. Busca con la mirada lo que no está.

Adentro aparecen un par de patovicas que el salón tendría guardados para alguna emergencia como la que se ha desatado. Estallan contra el piso un par de botellas. Papá Roberto intenta una trompada que termina en el aire mientras recibe otra que termina en su panza. El guardia de la puerta se recompone y trata de dirigir el teatro de operaciones con un handy. Uno de los vagos logra hacerse de un pedazo de brownie de la mesa dulce. Otros dos ya han huido. El hermano de Mica aparece de la nada como un zombie: trae en sus manos una lata de durazmos en almibar que rapiñó de la cocina y se la entrega a uno de sus “Warriors” como un tributo. La de pelo violeta junto con otra combatiente logran ganar la calle con un par de botellas de sidra y una botella de vino por la mitad. Más atrás persiste una gresca entre algunos forajidos y otros chicos “bien de buena familia” que será asistida por uno de los patovicas. Finalmente, los invasores son repelidos en su totalidad.

Nada de eso afecta la Nada. La Nada en la que definitivamente está inmersa  Mica allá afuera en la calle .

Papá Roberto sale a la vereda

_ ¿Qué saliste a hacer acá, pelotuda?, ¿no te das cuenta el lío que armaste?, ¡andá para adentro la puta que te parió!

Adetro la espera Basilisco Mónica. La agarra fuerte del brazo y le dirige su diatriba por lo bajo tratando de disimular la ira.

_ ¿Te das cuenta lo que hiciste? ¡Putita!,¿te das cuenta cómo nos hacés quedar a tu padre y a mí? ¡mañana vamos a hablar!, ¡no aabés la que se te viene!

Los mozos intentan, con un esfuerzo que enternece, reconducir una fiesta que está definitivamente perdida . Levantan sillas y recogen vidrios rotos del suelo. Unos primos de Mica apantallan a una tía que está desparramada en una mesa.  Durante los desmanes alguien le habrá dado una patada a la máquina de humo, cuestión que nadie la puede parar y está llenando de niebla todo el salón. Los chicos rodean a Ramiro que quiso hacerse el héroe y ahora tiene la camisa rota, un ojo en compota y una mecha de algodón en la nariz para parar la sangre. Algunos parientes abochornados deciden emprender la retirada. Papá Roberto rescata un aerosol de espuma y empieza a tirar espuma para todos lados mientras le da una orden al musicalizador y el carnaval carioca vuelve a sonar de manera ensordecedora como para intentar que esto aún se parezca a una fiesta de quince. Un mozo que sale del baño con un residuo de polvo blanco bajo la nariz se pone a arengar a la diezmada concurrencia aplaudiendo y girando en círculos en el medio de la pista, remedando involuntariamente a Gaby, Fofó y Miliki.

Había una vez un circo.

Una noche soñada, glamorosa, patética, que no habrá sucedido para Mica.

Esta noche de Mica es ya para Mica un rumor lejano, un agujero, una nada, un “no-hay”.

Mica no existe.

Solo  habrá  sido su vacío insoportable.

Talisanicoyennyclo.

 

 

 

viernes, 9 de octubre de 2020

TAMBIÉN ES PROBABLE LA HERMOSURA

 ´Es tiempo de abandonar el mundo de los civilizados y su luz. Es demasiado tarde para pretender ser razonable e instruido, pues esto condujo a una vida sin atractivos. Secretamente o no, es necesario convertirnos en otros o dejar de ser’.

 ‘La conjuración sagrada’, Georges Bataille, Pierre Klossowski y Georges Ambrosino


El problema es que no parece haber muchas alternativas.

Es como si quisiéramos huir de la cárcel cavando un túnel que a la salida nos deposita en otra prisión similar.

No nos queremos quedar inmóviles. Tratamos de buscarle la vuelta, pero siempre pensando que quizás todo sea en vano.

Las pocas herramientas que tenemos a mano son las mismas que nos encerraron acá. Debe haber alguna forma de desterritorializarlas, pero hasta ahora cada intento duró muy poco. Terminan volviéndose en contra nuestra.

Es paradójico, claro. Usar los mismos dispositivos que construyen el encierro con mucha probabilidad nos va a llevar a construir encierros. Solemos insistir con lo que no funciona.

Se trataría de inventar otra cosa. Sabemos que eso se ha hecho muchas veces, pero como decía: lo que se logra dura solo un rato, después todo sedimenta; se ordena y se detiene, con un primor de arte funerario. Lo cual sucede mucho antes de que nos demos cuenta de que estamos haciendole el caldo al enemigo jugando a una revulsión que ya no le mueve un pelo a nadie.

Estamos sospechando que el error está en querer reemplazar un orden por otro. Porque el “orden” nunca estará de nuestro lado. De nuestro lado está el caos. No deberíamos intentar lo que no está en nuestra naturaleza, por decirlo de algún modo que no es del todo adecuado.  

Cualquier cosa que se diga, que se pueda haber dicho, que se pueda llegar a decir; es ajena. Y dicha con palabras impropias. Quizás también todo lo dicho hasta aquí acerca de todo lo que se ha dicho. 

Lo que pueda decirse en sentido amplio. Es decir, palabras, imágenes, ciencias, arte, signos de todo tipo.

La salida termina siendo la clandestinidad:  una estirpe anónima dedicada no a descifrar signos sino a olvidar lenguajes, huir hacia el desierto y allí inventar otros sistemas de signos que serán también abandonados a su debido tiempo para huir hacia el desierto.

El modo de ser el Caos que somos es el modo de vivirnos.

Nomadismo, peligro y hermosura. 

Según Maquiavelo se podría dividir el mundo entre quienes quieren dominar y quienes no quieren ser dominados.

De ser así, el conflicto es infinito

Cambiar de bando, detenerse, acomodarse, fingir olvido; una alternativa probable. 

También es probable la hermosura.



 

domingo, 12 de julio de 2020

LA PUTA Y EL DESTRIPADOR



Mi impresión es que el amor sigue siendo el último bastión que nadie se atreve a franquear, a cuestionar. Se plantea como algo universal, ahistórico, intrínsecamente bueno, humano, positivo. Pero quizá no hay un amor en singular, no hay un amor sin historia, no hay amor sin relaciones de poder, de clase y de raza, quizá se puede vivir sin amor. Quizá “el amor” es más complejo de lo que suponemos.
                                                Javier Sáez – El amor es heterosexual


Alguien habrá alertado.
 Se habrán escuchado voces o algún grito estridente.
Nadie asoma. 
Todas las puertas y ventanas  cerradas cobijan vidas aletargadas por el sueño o la nada misma. 
Quizás detrás de la noche y de las puertas y ventanas cerradas  ya no viva nadie.
Solo quedaron esparcidos sobre el suelo húmedo del callejón neblinoso, apenas visibles bajo las luces mortuorias , varios  papeles ensangrentados y dispersos.
Los fueron recogiendo ayudados por linternas, tratando de que no quedara ninguno sin levantar.
Intentaron armar el rompecabezas, darles una ilación, con dudoso resultado. 
El orden de los papeles siempre podría ser otro.
Nada asegura que no se trate de otra pista inútil















domingo, 7 de junio de 2020

DEUDAS


Las palabras y la monedas habrán nacido del mismo magma. 
Ningún  intercambio por necesidad . 
Se trató de dioses, sacrificios,  tributos.  
Es decir,  nombrar y saldar deudas. Dos operaciones indiscernibles. 

Toda moneda es potencialmente falsa. 
Toda moneda falsa puede dejar de serlo. 

Un inescrutable e imprevisible capricho de los dioses.

Igual con las palabras:  amor,  si es que alguna vez algo  ha nombrado,  no fue de seguro ni una premeditación, ni un plan. No fue una atribucion ni un cálculo.
Sí una fugaz contingencia; nada que una moneda, falsa o no , pueda representar. 
Pero finalmente haber pretendido asignarle una palabra, falsa o no,  a esa preciosura fue en el mejor de los casos arruinar las cosas. En el peor de los casos, un crimen cósmico, es decir, asignarle un sentido a lo que no lo necesita.  

Quién cree distinguir una moneda de otra puede arteramente  decidir si habrá de pagar sus deudas o si cometerá un embuste. 
Un idiota aparentemente no puede dudar y cree siempre haberlas pagado.
Pero  la mutación constante  entre  monedas  es vertiginosa, incesante.
Lo mismo con las palabras. 
Un idiota es potencialmente un estafador. Lo mismo en sentido contraro. 
Y los dioses no están interesados en brindar mayores aclaraciones. 
Tampoco han requerido nunca tributo ni sacrificio alguno. 
Hay quien sospecha que han muerto. 
Hay quién sostiene que nunca han existido. 
Lo único sagrado está provisoriamente en algunas monedas o en ciertas palabras.

Quizás no sea más que inmutable tontería, genuina vanidad,

sábado, 16 de mayo de 2020

GENIO



Me convertí en un genio para no tener que trabajar.
O en todo caso, para no ser condenado por no hacerlo. No es que me importe la mirada de los otros, pero su condena dificulta siempre algunas cosas necesarias.
Cualquiera podría convertirse en genio, pero no cualquiera se anima, porque hacerlo requiere poner el cuerpo de manera definitiva, cabal, honesta e inexorable.
Tampoco es un mérito que yo me haya animado a hacerlo. Fue tan solo una contingencia. Un soplo o un destello imprevisto en el momento oportuno en el que, por azar, no coincidieron la decisión con la conciencia de sus riesgos.
Tener que trabajar es una desgracia. Por el hecho en sí, por sus efectos pero sobre todo por la pérdida del sentido cósmico que ayuda al cuerpo a conservar su propio movimiento. Y porque convierte  al cuerpo en una fiera extraña, que sale a cazar pero no para alimentarse como haría un predador. Sale a cazar culpables. No, me equivoco. No sale a cazar, es demasiado cobarde y desposeído de sí mismo como para hacerlo. Sale a señalarlos  como un perro de caza que indica donde está la presa, pero ni siquiera la entrega como tributo a su amo luego de que fue fulminada por el disparo certero.  La deja pudrirse ahí, solazándose de su destino y guardando en su memoria como tesoros preciados el momento en el que el disparo atravesó el cuerpo, el momento del desplome, y la crónica de la inexorable putrefacción de lo que quedó tirado allá afuera, mientras adentro se dispone a dormir plácidamente. Con la satisfacción del deber cumplido.
Pero un genio nunca será señalado por nadie como blanco a ningún cazador. La fascinación que genera paraliza  hasta al peor de los cretinos.
No estoy para salvar a nadie. Porque no hay ningún Paraíso adonde se los pueda retornar ni Apocalipsis que se les pueda evitar. Y porque no sé cómo tendrían que ser las cosas para funcionar mejor de lo que funcionan.
No hay fronteras que delimiten entre el Bien y el Mal, porque no existe ni el uno ni el otro.
Entre lo cierto y lo imposible existe infinitamente lo probable.  La Estupidez es una de las variables que puede suscitar esa infinita serie de contingencias. Y evidentemente su ocurrencia es necesaria.

Soy un genio.

Concedo deseos.

Y me divierte lo absurdos que pueden llegar a ser.

lunes, 27 de abril de 2020

IMPOSTOR



“…cualquier cosa debe transformarse en una aceitada maquinaria de generar ingresos. También así funciona la industria del espectáculo que  encontró en ese sujeto a la figura adecuada, dispuesta a todo para lograr el personaje perfecto. La multitud de espectadores cayó a sus pies. Porque fue el mejor actor para ese papel. No era un actor más haciendo de vampiro. Era un vampiro. ¿Cuál fue  el secreto?...El mejor actor se había creído su propio personaje a fuerza de repetir la performance de un vampiro. Dormía en un féretro, no veía  la luz del día. Siguió  haciéndolo, olvidado y solo, cuando los vampiros  aburrieron al público, cuando otros horrores hicieron ya imposible el candor de asustarse con esa clase de cosas. Nunca nadie sabrá si continuó reiterando como un autómata absurdo, sin que nadie ya se percatara de él, los hábitos de su vida espectral por haber enloquecido o para convencerse de que había enloquecido porque hubiera sido peor decirse a sí mismo de una buena vez frente a  su espejo  que solo había sido usado hasta que ya no le sirvió a nadie, que  nunca había sido Drácula… ”
                                                                  Mark Silverstein – Los Monstruos Rentables
                                                                                     

Es mi cuerpo. Eso es todo.

Era el hartazgo del encierro en la impostura.
Aferrarme a victorias de semblante dudoso, que bien pudieron haber sido derrotas patéticas, el efecto de lamentables y cobardes capitulaciones.

Aún así  exhibí todo el tiempo las medallas y condecoraciones. Se narran las proezas, en una compulsa de estúpidos, vengando las envidias. Funciona como un anestésico provisorio.

Pero más temprano que tarde el cuerpo y su hartazgo.

Harto. Cuando apagué la computadora y salí de mi despacho.

Harto. Cuando le devolví la mirada cómplice a  la minita nueva y una sonrisa apenas insinuada en la comisura de los labios. Tal vez crea que  no me doy cuenta que solo quiere jugar en primera. Tiene con qué, las demás lo saben y la odian. Harían lo mismo, si pudieran. Sus méritos éticos no son otra cosa que no poder. Y se revalidan comentando sobre la "putita esa" por lo bajo.

Harto. Cuando agradezco la obsecuencia de los dos o tres de siempre.

Harto. Cuando bajo en el ascensor inteligente, siniestro.

Nací en el lugar en el que el azar me puso. El hándicap no me lo conseguí yo, pero aproveché la ventaja para abrirme paso a los codazos, y sí fue mía la buena puntería para acertar con las cabezas que podían convertirse en buenos peldaños.

Y ahora el cuerpo tirado ahí, en la vereda de la empresa, a unos pocos metros de la entrada, con el flaco que venía en la moto, que no vio lo que tenía por delante, en una crisis de nervios y dos mujeres que intentan calmarlo.

Fuera del tiempo de todas las mutaciones quedan las indefinidas mutaciones que solo ese cuerpo hubiera podido.

Los tipos que llegaron en la ambulancia no están intentando recuperar un cuerpo, están tratando de salvar a un  impostor.

Impostor engendrándose a sí mismo, creyéndose sí mismo doblegado por su propio engaño.

El impostor que nunca sobreviviría en el Desierto, clamando por su rescate: tener un sexo y un nombre que pronuncian el sexo y los nombres de los otros impostores a cambio de ser salvado de la invisibilidad. El juego circular intercambiando reconocimientos engendra  deudas y culpas.

La veneración sumisa del álbum de las fotos de la Gran Familia Universal donde todos exhiben el orgullo de haber sido salvados del vacío por amor. El ansia de formar parte. El castigo del régimen político totalitario de la Felicidad Autorizada frente a cualquier forma de excentricidad es impiadoso.

Ser capaz de  mentir, de traicionar, de matar, de enloquecer; con tal de ser admitido.

La expulsión del reino, siempre inminente, mantiene la disciplina del conjunto.

La fascinación narcicística frente al espejo no es más que terror, desesperación.

Las identificaciones son obligatorias, rígidas…y por eso, son imposibles.

Nunca es suficiente ningún rito de afirmación; nada es para siempre, todo muta. Las fotos se 
difuminan, el tiempo las contradice y termina borrándolas.

El único recurso que al final resta es el intercambio de mentiras piadosas… y aniquilar a quienes se harten y pongan a la impostura general en evidencia.

El deseo del cuerpo de salir de ese infierno toma la forma de reincidentes fantasmas. Claro. Terminarán llamando amor a todo lo que renueve la fe y facilite por un rato  el olvido del odio que les provocó el desengaño ante cada salida falsa  del estúpido laberinto que es cada uno para los otros. Un absurdo laberinto de espejos en medio del Desierto.



Uno de los médicos le dijo a Victoria en voz baja:

_Creo que ya volvió en sí, probá decirle algo…
_ Ignacio…Nacho…soy Victoria

El médico le puso una mano en el hombro
__ Hola Ignacio, nos asustaste, ¿eh?, vas a estar bien. Sufriste una hipoglucemia… _ dijo uno de los médicos

Él apenas balbuceaba
_ …el accidente…¿la moto?...

El médico procuró una aclaración
_ No te preocupes Victoria, recién está volviendo en sí, puede tener algún estado de confusión leve; va a estar todo bien. Te dejo con él. Vos hablale sin mucha insistencia, si lo notás cansado dejalo dormir, cualquier cosa nos avisás…_ aclaró mientras dejaba la habitación.

Victoria se acercó un poco más al borde de la cama y le acarició la frente
_ ¿Cómo te sentís , amor?...hablé con Agustín, tu empleado, me contó que cuando saliste de tu despacho estabas muy pálido, caminaste unos metros, dijiste algo que no te entendieron y te caíste redondo ahí nomás, enseguida llamaron a la urgencia…¡qué alivio amor, me asusté mucho! _ dijo con una sonrisa lacrimosa _ pero bueno, ya vas a estar bien, ya pronto nos volvemos a casa…la dejé a Mica con mi mamá…

Ignacio sintió que el alivio que sentía Victoria no era por él.

Ella sacó el celular de su bolso
_ Vamos a sacarnos una foto los dos, para dejar tranquilos a todos, que vean que está todo en orden _ dijo mientras ponía su cara junto a la de él y hacía foco con la cámara del teléfono. Solo ella sonreía.

Todo estaba en orden, claro que sí.

Que todos supieran que ella no había perdido su lugar en el podio.

Que todos tuvieran la oportunidad de mostrar su alegría con pulgares arriba y comentarios reconfortantes.

_ Victoria, sería conveniente que Ignacio  duerma _ sugirió con voz suave una enfermera desde la puerta.

viernes, 10 de abril de 2020

INCORREGIBLES


Parece estar bastante claro en qué consiste un fracaso amoroso.
Es definitivo, inapelable, con rasgos claramente definidos, nada puede hacerle sombra ni ponerlo en duda. 
No está tan claro , en cambio, en qué consistiría un éxito en tal sentido. 
Sus contornos son un tanto difusos, no hay nada que lo valide definitivamente como tal, su tiempo es indefinido; tal vez perentorio, sus mutaciones y sus claroscuros solo pueden dar origen a dudas y suspicacias. 
Pero en uno y otro caso, si se ha habilitado la posibilidad de hablar de que existe algo que se llama amor, y si se ha habilitado hablar de eso en términos de éxito y fracaso, es de sospechar que no se ha entendido absolutamente nada.

NIGHT OWL - METRONOMY

viernes, 20 de marzo de 2020

PEACOCKS



                                                                                                                          “…la verdadera fuente del Mal sigue existiendo: es lo que llamaría el “sobrenaturalismo”. Lo que entiendo por sobrenaturalismo es la idea según la cual el comportamiento puede modificarse sobre todo a través de lo “sobrenatural”, y que la confianza ciega en la omnipotencia de la Gracia, permite hacer frente a todas las situaciones…”
                                                                                           PIERRE HADOT                                                  

La maquinaria ya estaba funcionando desde antes de que la persona llegara. Sus dispositivos operan sin detenerse en nada, no dejan resquicio ni en los elementos más tenues de la existencia.

Es así que la persona termina suponiendo que debe convertirse en un pavo real.

Y  lo asume como natural, como dado; como parte indisociable de su esencia personal, de su identidad (dos de las tantísimas trampas conceptuales que hacen su trabajo constante, disciplinando al anárquico deseo a latigazos , como para que nada se salga de sus cabales, como para que no tenga evidencias de que la potencia de la práctica define los conceptos y no al revés, como para que todo siga siendo como “debe ser”)

El mal no proviene de otro lado que no sea la fe obediente en la trascendencia, dejando a un lado la  la experiencia que está en nuestro cuerpo y que podemos comprender con el mismo cuerpo. 
Las religiones trascendentes primero, los aparatos de veridicción y los dispositivos semióticos después, y hasta los fármacos tal vez le han ido enseñando con la fe, con la razón  o molecularmente que las consecuencias de no convertirse en lo que no es , pueden llegar a ser terribles, eternamente irremediables.

Aún asI, algo en su cuerpo le dice, siempre le dirá, que su naturaleza múltiple, no es la de un concreto y bien definido  pavo real.

Pero todas las demás personas ya-pavos- reales se han ido comportando frente a su cuerpo como quien se comporta frente a un pavo real.

Entonces,  antes de cuestionárselo demasiado, asume que finalmente pudo, que pese a sus terrores nocturnos, es cabalmente un pavo real. 

Ha logrado la admisión social y eso es muy halagador, muy confortable.

Hasta que las demás personas, en los momentos que seguramente habrán de suceder, irrumpiendo como la maleza entre los adoquines su existencia de “no- pavo-real” (ninguna farsa puede sostenerse demasiado tiempo, el cuerpo siempre gana),  comienzan un proceso indetenible de decepción respecto del concepto que le tenían. No sin un íntimo terror, porque saben muy bien que la historia de ellas es muy similar.

Nadie puede ser un pavo real, salvo los pavos reales.  

Pero esas persona que también creen ser  pavos reales o a lo sumo son capaces de cualquier crimen con tal de parecerlo, cuyo cuerpo también les recuerda a cada paso que no son  pavos reales, pero que por terror o por ignorancia no pueden descifrar ese clamor corporal con claridad, se sienten reafirmadas como pavos reales si rechazan cabal y visiblemente ante los demás esperpentos de pavo real , a la que ya no puede o no quiere disimular no serlo.

En el fondo, la envidian.

Si pudieran, la matarían.



lunes, 17 de febrero de 2020

REPLICANTES



A la manera de un replicante que está comenzando a sospechar que lo es, pero con un horizonte más promisorio quizás, poco adaptable para la venta en un espectáculo glamorosamente trágico, ¿quiénes y cuántxs podrán desconfiar de sus deseos, y de sus placeres?

Un catálogo vasto de represiones y puniciones puede dar la idea de que hacerlo implique reprimirlos y castigarlos.

Nada de eso.

Se trata tan solo de mirarlos de frente, interrogarlos, suspender la sumisión a su vasallaje para tal vez hurgarlos, desmontarlos, desarticularlos, hacerlos añicos…¿ o no lograr hacerlo y volver una y otra vez al mismo sitio donde las singularidades quedan veladas por la producción en serie , acariciadas cada tanto por pasatiempos amables?

Que resulte tan arduo, o casi imposible imaginarles a los deseos o a los placeres otros modos, otras maneras, otras formas: es probablemente el indicio de que con ellos el Poder ha logrado uno de sus principales cometidos (y reaseguros): no poder pensar en otra cosa, no poder pensar por fuera de su matriz. No poder. No por miedo, sino…por placer.

Es difícil salir de un Orden que disciplina, controla y extrae ilimitadamente sin disgregar el material del que está hecho: lo que pasa a diario puertas adentro de nosotrxs, con nosotrxs y entre nosotrxs.

No se trata de cambiar un Orden por otro. Sería el mismo juego. todo orden es siempre una previsible, medible y controlable inmovilidad. Un estrago.


Sea tal vez recuperar el Movimiento Singular, desmarcarse, y no esperar del Nomadismo los  halagos del turismo de aventura sino tan solo un intento de respirar. 

sábado, 15 de febrero de 2020

ALERTA ANIMAL

Es de creer que tan solo emprendan la retirada los cuerpos que advierten que esto les está causando estragos 

Hay cuerpos privados de casi todo, a otros no les falta casi nada. Pero todos al menos una vez tendrán alguna contingencia que sirva de primer indicio de que hay algo que no anda, algo que está funcionando demasiado mal en la fiesta que ya había comenzado antes de su llegada, ya sea que la estén viendo desde adentro o desde afuera. 

Habrán recuperado así el alerta de cualquier aninal que nunca confía del todo en la Gran Mano que lo acaricia 

Empenderán tal vez la retirada de la bondad los cuerpos que se creen demasiado buenos , de la certeza los que están demasiado seguros de sí mismos o de todo,, de la fe los  cuerpos que tienen que estar aparentando todo el tiempo, del poder que les tocó en suerte los cuerpos que van sembrando cadáveres a cada paso, del resentimiento los cuerpos que se quedaron afuera de esta y de todas todas las fiestas,

Y  todos de la trampa del apocalipsis...o del paraíso. .

Otras cosas desiertas, invisibles, clandestinas, sin nombre, en movimiento.