sábado, 21 de agosto de 2021

VIDA TURISTA


Ya nadie sabe nada en la ciudad.

En el conducto de las luces (fortuita combinación dentro de lo que el azar limita: también él ha sido víctima de algunos chantajes) del surtido del mercado, la imaginación y la noche perfumada, tuvieron linda cena y vista al río.

Hubo sarcasmos, hubo caricias y luces de navidad.

Nadie tiene ganas de cambiar en la ciudad y nadie sabe.

Nadie puede asegurar que las calamidades que todavía no han sucedido están siendo convenientemente evitadas, o si es que tan solo aún no es hora.

Tampoco nadie puede saber si es que las atrocidades que hilvanan el pasado hubieran podido evitarse.

Parece que conviene vivir como si se pudiera. A nadie le será negada la ilusión de un instante anónimo de lucidez o de virtual heroísmo.

Ninguna debacle puede ensayarse en un banco de pruebas las veces que sean necesarias para evaluar exhaustivamente la relación causa-efecto de los denodados desvelos y las proclamas inflamadas.

Tan solo cabe explicar por qué sucedieron las cosas: cada quien se arroga el derecho a su academia personal del delirio.

A través de conductos luminosos, un tour embalsamado, all inclusive entre lo que se ve. Las miradas fueron entrenadas con minuciosidad para no saber mirar lo inconveniente. El resto de los sentidos corrió igual suerte.

Un trayecto sin sobresaltos donde siempre hay tiempo para hablar de amor. La salida es un free shop en otro idioma. Nadie lo comprende pero todos lo hablan con legítimo orgullo. Habrá aplausos cuando lleguen de regreso con regalos para todos. La salida no es más que la misma entrada de siempre.

Si hay luces hay sombras, como ecos, como una sospecha. ¿Cómo saber si la felicidad es eso que hace sentirse tan feliz? Cuando la vida se parezca a una publicidad cabría dudar.... se verá en miles de fotos en miles de sitios. No recordará haber estado allí. Nadie podrá confirmárselo.

 

 Más fotos por favor. Ahogarse con fotos, aturdirse con fotos.

 

Por fuera de los trayectos planificados, quien falla el tiro, o es blanco fácil o sepa correr.

Allí los ojos lo ven todo, solo que no hay tiempo para detenerse en el paisaje. La felicidad es incontrastable y sin pliegues en el momento de la huida, hasta que sea posible enloquecer al sicario con amagues mágicos.

En un sitio o en el otro; nada tiene solución. Esa es la mejor parte

Casi todo lo que hacen, lo hacen por miedo.

Pero dicen que es por amor.

Adentro, la vida turista se queda siempre en el mismo sitio, simulando movimiento incesante a través de muy rentables recorridos.

Por fuera, nada tiene nombre, el movimiento no lo necesita.