´Es tiempo de abandonar el mundo de los civilizados y su luz. Es demasiado tarde para pretender ser razonable e instruido, pues esto condujo a una vida sin atractivos. Secretamente o no, es necesario convertirnos en otros o dejar de ser’.
‘La conjuración sagrada’, Georges Bataille, Pierre Klossowski y Georges Ambrosino
El problema es que no parece haber muchas alternativas.
Es como si quisiéramos huir de la cárcel cavando un túnel que a la salida nos deposita en otra prisión similar.
No nos queremos quedar inmóviles. Tratamos de buscarle la vuelta, pero siempre pensando que quizás todo sea en vano.
Las pocas herramientas que tenemos a mano son las mismas que nos encerraron acá. Debe haber alguna forma de desterritorializarlas, pero hasta ahora cada intento duró muy poco. Terminan volviéndose en contra nuestra.
Es paradójico, claro. Usar los mismos dispositivos que construyen el encierro con mucha probabilidad nos va a llevar a construir encierros. Solemos insistir con lo que no funciona.
Se trataría de inventar otra cosa. Sabemos que eso se ha hecho muchas veces, pero como decía: lo que se logra dura solo un rato, después todo sedimenta; se ordena y se detiene, con un primor de arte funerario. Lo cual sucede mucho antes de que nos demos cuenta de que estamos haciendole el caldo al enemigo jugando a una revulsión que ya no le mueve un pelo a nadie.
Estamos sospechando que el error está en querer reemplazar un orden por otro. Porque el “orden” nunca estará de nuestro lado. De nuestro lado está el caos. No deberíamos intentar lo que no está en nuestra naturaleza, por decirlo de algún modo que no es del todo adecuado.
Cualquier cosa que se diga, que se pueda haber dicho, que se pueda llegar a decir; es ajena. Y dicha con palabras impropias. Quizás también todo lo dicho hasta aquí acerca de todo lo que se ha dicho.
Lo que pueda decirse en sentido amplio. Es decir, palabras, imágenes, ciencias, arte, signos de todo tipo.
La salida termina siendo la clandestinidad: una estirpe anónima dedicada no a descifrar signos sino a olvidar lenguajes, huir hacia el desierto y allí inventar otros sistemas de signos que serán también abandonados a su debido tiempo para huir hacia el desierto.
El modo de ser el Caos que somos es el modo de vivirnos.
Nomadismo, peligro y hermosura.
Según Maquiavelo se podría dividir el mundo entre quienes quieren dominar y quienes no quieren ser dominados.
De ser así, el conflicto es infinito
Cambiar de bando, detenerse, acomodarse, fingir olvido; una alternativa probable.
También es probable la hermosura.
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