domingo, 12 de julio de 2020

LA PUTA Y EL DESTRIPADOR



Mi impresión es que el amor sigue siendo el último bastión que nadie se atreve a franquear, a cuestionar. Se plantea como algo universal, ahistórico, intrínsecamente bueno, humano, positivo. Pero quizá no hay un amor en singular, no hay un amor sin historia, no hay amor sin relaciones de poder, de clase y de raza, quizá se puede vivir sin amor. Quizá “el amor” es más complejo de lo que suponemos.
                                                Javier Sáez – El amor es heterosexual


Alguien habrá alertado.
 Se habrán escuchado voces o algún grito estridente.
Nadie asoma. 
Todas las puertas y ventanas  cerradas cobijan vidas aletargadas por el sueño o la nada misma. 
Quizás detrás de la noche y de las puertas y ventanas cerradas  ya no viva nadie.
Solo quedaron esparcidos sobre el suelo húmedo del callejón neblinoso, apenas visibles bajo las luces mortuorias , varios  papeles ensangrentados y dispersos.
Los fueron recogiendo ayudados por linternas, tratando de que no quedara ninguno sin levantar.
Intentaron armar el rompecabezas, darles una ilación, con dudoso resultado. 
El orden de los papeles siempre podría ser otro.
Nada asegura que no se trate de otra pista inútil















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